
Me he dado cuenta, que deprimentemente, nadie es original, ni libre. De una forma u otra nos han lavado la cabeza, y nadie actúa por sí mismos.
La gran mayoría actúa igual, siguiendo una absurda moda que marca no se quién ni por qué, sin miedo a no ser distinguidos unos de otros. Nos sentimos bien siendo igual que el de al lado, sin temor a que se nos discrimine por la diferencia. Cuando miramos a un animal y decimos, ¿cómo se distinguen, si son todos iguales?, no nos damos cuenta que podrís ser aplicable a nosotros mismos. Intentamos imitar el canon de belleza de la época, y por suerte, nuestra tecnología es limitada, si no, estoy segura de que en poco tiempo todo el mundo acabaría siendo perfecto estéticamente descuidando el interior, todos tendríamos la misma cara y el mismo pelo, la misma figura, seríamos tan “perfectos”, que el término perfección perdería el sentido. Seríamos autómatas que actúan de la misma forma, sin ningún fin en la vida, ni preguntas que hacerse, es más fácil no pensar.
Ni siquiera los que se llaman originales y diferentes realmente lo son. Llamamos original a lo que es contrario a la tendencia, pero al intentar no seguir la moda, sin querer estamos siguiendo otra. Lo único que nos distingue de las plantas son los impulsos, los sentimientos, y ahora ni siquiera los escuchamos, por el miedo al qué dirán.
Y encima tenemos la cara de volver la vista atrás y llamar bárbaros a nuestros antepasados, al menos ellos vivían.
Espero que alguien pueda volver la vista atrás algún día, criticar nuestra sociedad y dar gracias por el cambio que se dio en nuestra especie.