jueves, julio 13, 2006

El tipo que será recordado



Sus pasos resonaban por todo el edificio, o al menos eso le parecía a él, todo estaba en silencio Avanzaba decididamente hacia el despacho de su jefe, mientras pensaba en lo que le diría. Pensaba en mentir, seguramente así sería más fácil. El pasillo parecía alargarse a medida que caminaba, parecía que le estaba dando tiempo para pensar. Notaba un millón de miradas clavadas en su nuca, todas ellas de sus compañeros, expectantes por lo que pasaría a continuación, pero al levantar la vista, todos ellos estaban tecleando en su ordenador hablando entre sí o ensimismados en su tarea, y el sonido de oficina volvía a envolverlo todo.
Sabía perfectamente lo que había pasado, lo había visto muy claro. Había sido el hijo del jefe de su sección, un maldito enchufado que se creía que podía hacer de todo. Pero esta vez se había pasado, y necesitaba a un culpable para librarse, y un testigo que lo confirmara. Así que su padre había decidido intentar comprar al único testigo que había, asegurándole un futuro prometedor. Solo tenía que decir que el que había visto había sido cualquier otro. Pero si se atrevía a decir la verdad, cualquier excusa sería valida para echarle y hacerle la vida imposible.
Cualquiera lo haría, seguro que si lo hubiera visto otro, mentiría sin pensárselo. Cualquiera, excepto él, era diferente. Era el típico tío que siempre matan el primero en las películas por querer salvar la vida al resto, el que moría, pero era recordado con cariño.
El pasillo terminó, respiró hondo y levantó la mano cerrada para golpear la puerta, pero antes de que lo hiciera, una voz desde dentro sonó y le hizo pasar.
- Bien, ya hemos tenido una conversación antes, y ya sabes lo qué puede ocurrir. Puedes decir la "verdad", y tener un futuro asegurado, o puedes elegir que el resto de tu vida se te cierren todas las puerta en las narices. Tú eliges, pero elige bien, lo que le dirás al director de esta empresa.
- Sí, lo he estado pensando. Sé bien lo que vi, y no tengo ninguna duda de que la persona que vi, era su hijo, señor. –esbozó una sonrisa- y eso es lo que diré.
Una expresión de ira cruzó su semblante, al verse contrariado por alguien a quien doblaba en edad.
- Supongo que no te puedo hacer cambiar de opinión, así que puedes marcharte.
Salió del despacho, y volvió al pasillo, que se hacía más corto, puede que caminara más rápido debido al peso que se había quitado de encima. Esta vez iba con una sonrisilla, mientras las miradas se le clavaban en el cuello. Giró la cabeza para ver al jefe apoyado contra la puerta de su despacho en busca de algún inconsciente que no estuviera trabajando. Y, cuando levantaba la vista, las miradas seguían clavadas en las pantallas de ordenador, pero esta vez, podía ver perfectamente un inicio de sonrisa de complicidad en cada una de las caras de sus compañeros. Sí, le recordarían con cariño, como en las películas. Sería el tipo que hizo que despidieran al hijo del jefe.

Mis amigos los peluqueros



Me he dado cuenta de que siento muy poca simpatía hacia los peluqueros, pero aun no se exactamente por qué.
Quizá sea porque en cuanto llegas a una peluquería te lavan el pelo. No me importa que me laven el pelo, todo lo contrario, me gusta, el problema es cómo lo hacen. Te sientan en una silla y te incrustan el cuello contra una especie de recipiente con forma de bidé, que no es blando, ni se ajusta a tu cuerpo, precisamente, y con el que tienes muchas papeletas para acabar con una contractura ( a lo mejor tienen un acuerdo con los fisioterapeutas).
O puede que sea porque cuando era pequeña me hacían muchas cosquillas cuando me cortaban el pelo por a la altura del cuello y pasaba un rato espantoso.
O también, la razón puede ser que lo único que te dicen durante el tiempo que te cortan el pelo, es lo mal que lo tienes, que está espantosamente cuidado y que tu única solución es un maravilloso champú, que casualmente, venden en la peluquería.
Otra de las razones podría ser que, digas lo que digas, hacen el corte de pelo que les da la gana. O, porque cuando te desgracian el pelo, tienes que esperar mucho tiempo hasta que vuelva a crecer.
Pero, quién sabe, puede que sea uno de esos odios irracionales, que adquirimos sin saber por qué.
PD: Espero no haber ofendido a nadie que sea o quiera ser peluquero, quizá si fuera a tu peluquería no me pasaría eso. Sé la excepción que confirma la regla.

viernes, julio 07, 2006

¡Cuidado, película!




Directores de cine. Películas. Actores. Guionistas. No os fiéis de ellos, nunca. Conocen la fama, se les sube a la cabeza, y a partir de ahí no son capaces de rodar dos escenas seguidas sin meter la pata. Los directores en su estreno pueden hacer una obra maestra, pero ahora se les exigirá más y más, y con esa tensión y esa expectación hacen una bazofia que no convence ni a los más conformistas. Gusta una película por su temática, su estilo personal. Entonces, el director tiene dos opciones, seguir con esa temática que tanto ha gustado, o cambiar, muy sencillo. Pero existen muchas complicaciones. Si el director opta por la primera posibilidad, será un a película esperada, cuyo tema no causara conmoción, y si el director sigue por ahí, se puede encasillar, e ir de mal en peor. Si tira por la segunda opción, demuestra que puede ser un buen director porque sabe hacer cualquier película, lo que no significa que te guste, ya que te puede no gustar el tipo de argumento, o le puede salir el tiro por la culata, y crear otra de las ya mencionadas bazofias. También pueden ser unos inútiles toda su vida y en su última película, que se espera que sea la peor de todas, hacer una obra maestra. Está claro por qué no hay que fiarse de los directores, ¿no?
Actores. Todo el mundo sabe que tienen bajones, algunos muy pero que muy largos (tanto, que duran toda la carrera). También tienen subidas y bajadas de fama con los consiguientes delirios de grandeza, o faltas de trabajo. Puede incluso que uno con una más o menos brillante carrera, decida que ya está bien de calidad y va a por el dinero, o a embutirse en un traje de cuero para dar patadas y contonearse delante del espectador, que siempre vende y parece divertido.
Así que nunca os fiéis de ninguno de ellos, empezando por el punto de que su trabajo consiste en hacer que algo (la mayoría de las veces) completamente irreal y falso parezca de verdad. Id a ver una película si os la han recomendado, habéis leído una buena crítica o simplemente os apetece.

PD: Siempre hay excepciones, hay grandes (pero muy escasos) directores y actores que nunca fallan. Y también gente como Jean-Claude Van Damme, que nunca falla, siempre hace una película penosa, por mucho que intente lo contrario.

martes, julio 04, 2006

Ideas para una vida más cómoda


Sentados en el cómodo sofá de nuestro salón, pensamos en las cosas que podríamos hacer para mejorar nuestras vidas, lo que podríamos cambiar para hacerlas más confortables y a nuestro gusto. Pensamos en proyectos fácilmente realizables en nuestra mente, pero luego en la práctica imposibles. Redecoramos en la imaginación nuestro cuarto, y nos decidimos a hacerlo al día siguiente. Ideamos un sencillo y revolucionario sistema de almacenamiento de apuntes y demás hojas que guardamos durante todo el año, y nos proponemos llevarlo a la practica a la semana siguiente. E incluso, pensamos en el argumente de un libro que vamos a escribir este verano, un gran libro, surgido de una gran idea, de un aburrido día como hoy. Y todo eso lo hemos pensado en diez minutos, quien sabe lo que podríamos llegar a desarrollar en un día entero con nuestra poderosa imaginación.
Pero eso si, hoy no es el día para empezar, es mañana, eso esta claro.
A la mañana siguiente, entonces, te levantas con ganas y fuerza para empezar con tu nueva y creativa vida. Empiezas a mover unos libros por allí, unos cuadernos para allá, con la intención de dar un nuevo aspecto a tu cuarto, con el único resultado de que ahora parece mas desordenado(si eso es posible). Bueno, supongo que hoy no es el día para esto. Decides entonces poner en practica tu nuevo sistema de carpetas, así que sacas todas las que tienes, que no son pocas, y las vacías. Su contenido, por supuesto, va al suelo, ya que primero tienes que preparar el sistema. No sabes si lo vas a ordenar en orden cronológico, por temas, por gustos o por tamaño, así que después de haber sacado todo, lo dejas para mas tarde.
Bueno, no te queda mas que empezar con el libro, pero resulta que esa maravillosa idea que se te ocurrió ayer por la noche, ya se le había ocurrido a cierto hombre y había sacado un libro con ella(será desgraciado...),libro, que por cierto, te acababas de leer. Este es el momento idóneo, para que tu madre entre, y lo hará, no lo dudes. Mira detenidamente tu habitación, empezando por los libros encima de la mesa, siguiendo por la alfombra de papeles que has creado, y terminando por ti misma dándole golpes a la mesa por tu propia estupidez. Después de unos segundos, tu madre te pregunta si te has vuelto loca y te amenaza para que lo recojas todo.
Al día siguiente te levantas y vuelves al sofá, donde se te ocurrió todo. Piensas en todo lo que hiciste ayer, y una peregrina idea de volverlo a intentar cruza tu mente. Pero, ¿a quién pretendes engañar?
-¡Al cuerno! Prefiero mi cuarto como está.