sábado, junio 07, 2008

Bien, como habéis podido comprobar, los (pocos supongo) que estáis leyendo esto, hace mucho que no escribo, y existe una razón.
De pronto han cambiado muchas cosas en mi vida, y creo que este blog pertenecía a otra época. La verdad es que me da pena este descuido, pero creo que es hora de que se cierre. Necesito nuevos motivos por los que escribir. ¿Alguien tiene alguno?

jueves, diciembre 27, 2007

¿Paranoia? Quizá...


Un problema. Le das vueltas. Lo miras por todos los lados. Intentas buscarle solución, sabes cual es, pero no la tomas. Al no tomarla el problema se complica. Ahora el problema tiene variantes. Le das vueltas a las variantes del problema. Ahora, puede pasar cualquier cosa, y no tienes ni idea de cual será. Haces conjeturas. Algunas realistas, otras idealistas, quizá demasiado. Es poco probable que venga alguien en plan Men In Black a borrarle la memoria a todo el mundo, incluyendo ese problema tuyo.
Le das vueltas y en una sola noche dando vueltas en tu cama has encontrado unas 35 posibles variantes al problema, 29 de las cuales no tienen solución descartando el suicido, lo que empieza a convertirse en una opción palpable.
¿Cómo es posible que un problema se complique tanto? A lo mejor solo está en tu cabeza, pero, ¿y si no? Quién sabe si por algo que has hecho alguien le está poniendo precio a tu cabeza… Demasiado paranoico. Quizá solo una palicilla. O a lo mejor se lo guardan, solo para acumular tus cagadas y que un día exploten en tu cara y quedes con un asqueroso olor a mierda durante un tiempo.
Bien, volvamos a las variantes. Si sigues sin hacer nada esas variantes del problema se volverán a dividir. No se sabe como pero ahora, por haber dejado tu holgazán culo engordando en tu sofá sin hacer nada, has conseguido que un nimio problema se haya convertido en casi cualquier problema que se te ocurra, porque sabes que los problemas empeoran, lo que no sabes es cómo.
Es el momento de la paranoia. Sales de tu casa con el mundo en contra, miradas clavadas en tu nuca planeando venganza. Ya ni siquiera te planteas la imposibilidad de lo que estás pensando. 36 horas sin dormir a tus espaldas no te dejan ver que la Liga de la Justicia no existe, y que si existiera no vendría para salvar el mundo acabando contigo. Los superhéroes no matan, y contigo no harán una excepción, por mucho que la hayas cagado.
Ahora, con los ojos rojos e inyectados en sangre piensas en el ridículo problema original y lo fácil que habría sido solucionarlo si no te hubieras escondido como una rata. Pero es tarde. ¡La vida es dura! Y nunca da segundas oportunidades, eso solo pasa en las películas.
Mi conclusión es… ¡Haz algo, ahora que puedes! Si no quieres que tus amigos entren en tu cuarto y te encuentren colgado del techo en una ridícula horca con una nota debajo declarando que habías sido incapaz de pedir perdón por un chiste grosero.

martes, diciembre 25, 2007

Feliz Navidad


¡Brindemos!


Todos a la vez alzaron sus copas con fuerza. Tanta, que no tardaron en oírse el resquebrajamiento de la mayoría de ellas y los pequeños trozos de cristal cayendo al suelo y esparciéndose por escondites para no ser encontrados con facilidad. El champán caía por los brazos de todos. La gente tardó en reaccionar, y pasaron unos momentos hasta que los ojos vidriosos de los comensales pudieron enfocar con claridad lo ocurrido. Acto seguido una carcajada surgió de uno de ellos, y los demás no tardaron en unirse, hasta que lo que iba a ser un brindis se convirtió en una histérica risa.
Algunos de los trozos de cristal rotos habían llegado a cortar y ahora la sangre se mezclaba con el alcohol cayendo por los brazo, pero daba igual. Todo da igual en una ocasión especial en la que en realidad no estás celebrando nada. Te da igual la excusa que utilices para poder comer hasta reventar, contar estúpidas anécdotas y beber para olvidarse de lo que se celebra.
¿Por qué no inventarse una fiesta para todo el mundo? ¿Una fiesta por la que gente esté obligada a pasárselo bien y pueda esperar un año entero sin otra meta en la cabeza?

Feliz Navidad

martes, noviembre 27, 2007

You need me, bitch


Solo soy un pequeño objeto, a simple vista inservible, débil, que puede ser pisoteado, tirado, olvidado. Algo frágil que nadie necesita.
Sin embargo, en tus manos me convierto en algo preciado, en un tesoro, algo único, valioso, por el que vale la pena pagar, apostar. Significo cosas distintas para cada uno de vosotros.
Para algunos soy un alivio, para otros algo para ser mayor.
Para algunos un vicio, para otros una costumbre.
Para algunos una escapatoria, para otros algo de lo que no se puede escapar.
Para algunos una necesidad, para otros una cruz con la que cargar.
Algunos me exhibís, otros me escondéis. Pero todos tenéis algo en común, todos me deseáis hasta el último suspiro, hasta mi última exhalación como si fuera el aire que respiráis. Ya soy parte de vosotros, y aunque rompáis conmigo, pensaréis en mí el resto de vuestras vidas. No intentéis resistiros, al menos no hagáis de mi una condena, sino un placer.
Posiblemente os reiréis de mi, últimamente tengo a mucha gente en mi contra, pero no me preocupo, se que mi fin está aun muy lejos, soy algo muy seductor, sobre todo con las nuevas generaciones, el supuesto futuro del país…
Me necesitáis… lo sabéis, y eso me encanta…


P.D: Espero que nadie se moleste por este post.

(Aclaración)

Antes de nada quería aclarar una cosa del post anterior. Espero que nadie se de por aludido, no al menos de los que leen este blog, ya que asguro, no va por ellos. Solo basta mirar un poco el patio del colegio y se ve muy bien en quien me he inspirado.

domingo, noviembre 25, 2007

Cursilandia parte II


...

-¿Practicas algún deporte?
-Sí, juego al fútbol y al baloncesto.
-Vaya, lo siento, pero tendrás que dejarlos, son muy peligrosos y te puedes hacer daño. Mejor para controlar ese peso tuyo te vamos a poner a dieta, y si quieres acelerar el proceso puedes vomitar por las noche, ¿sabes como? Solo tienes que meterte los dedos al final de la garganta y ¡ya está! Pero acuérdate de lavarte los dientes después, claro.
Pero bueno, dejémonos de esas cosas para más adelante, debes cambiar poco a poco. Los cambios rápidos no nos interesan, necesitamos que te convezcas de lo que haces, cambios a largo plazo.
Por último y no por ello menos importante, te daré unos consejillos de cómo actuar. Sobre todo es muy importante que te des cuenta que somos una gran familia y que hay que demostrarlo. Es importante decir cuanto quieres a todo el mundo desde ya.
-Pero a mi me cuesta mucho decir algo así, y desde luego no le voy a decir a alguien que le quiero sin hacerlo.
-No es necesario querer a las personas para decirlas. De todas formas creo que tienes un significado distinto que nosotros para ese verbo. Aquí básicamente se utiliza para hacer saber a la gente que la aprecias y que has pasado un buen rato con ella. Normalmente se acompaña de abrazos. Es muy fácil, ya le cogerás el truco.
Y, respecto a la confianza, aquí existe algo parecido. Todo el mundo le cuenta sus cosas al primero que pilla, pero es posible que acabes odiando a esa persona, así que no te preocupes si se van diciendo cosas de ti por ahí, es normal. Además, cuantos más enemigos tengas, más gente se pondrá también de tu lado. Ya verás como poco a poco te sientes una más, solo sigue al resto. ¿Alguna pregunta?
-No..Solo quiero entrar y olvidarme de los problemas, quiero sentirme una más y dejar de estar aislada.
-Perfecto, esa es nuestra mentalidad. Bueno, ya estás lista para entrar.
Por cierto, si necesitas algo o no te sientes cómoda por cualquier cosa, no dudes en hablar conmigo. Pregunta por Belial, así me llaman.

Cursilandia parte I


Hola y bienvenida a Cursilandia, verdadero reino de las Apariencias, ¿qué deseas?
-Hola, quería ingresar en su…club.
-Oh, no, querida, no es un simple club, es una forma de vida, hay que dedicarse a ello en cuerpo y alma, no solo en los ratos libres, tenemos un contrato.
-Vale, está bien.
-Bueno, entonces empecemos. Dime tu nombre, edad, peso y razón por la que quieres entrar.
-Me llamo Marta, tengo 15 años…
-Vaya, 15 años, eres bastante mayor para entrar aquí por primera vez.
-Si, bueno. ¿Es necesario decir mi peso en serio?
-Si, son las normas.
-Bien, pues peso 57 kilos… y mi razón para entrar es que todo mi grupo entró hace tiempo y me he quedado un poco sola.
-Entiendo, bueno en cuanto al peso, tendremos que hablar más adelante, es un tema más complicado de lo que parece. Entonces dices que ya tienes amigas aquí dentro.
-Sí, unas cuantas.
-Perfecto, eso facilita aun más las cosas. ¿Bebes y fumas?
-No.
-Pues, no es obligatorio, pero ya sabes, está bien visto, y teniendo en cuenta nuestro subnombre no te vendría mal, sobre todo si eres novata. ¿Tienes novio?
-No.
-Bueno, eso da igual, estás en el sitio correcto, sigue nuestras indicaciones y pronto conseguirás uno.
Vacía aquí tus objetos personales, por favor.
Vaya, 1984, de Orwell. Lo siento, no se puede meter material de este tipo en nuestra sociedad, debes dejar este tipo de libros, te aconsejo mejor alguno de amor y alguna aventurilla. Y en cuanto a esos discos…Arctic Monkeys, The Killers, Extremoduro (*)… eso no se escucha por aquí. Prueba con un poco de pop, ¿qué te parece?
-La verdad es que no me gusta, prefiero mis discos, estos no me dicen nada.
-Claro, en eso consiste. No queremos que te preocupes más de la cuenta. Esa otra música puede hablar de algún problema que te queda muy lejano, no queremos verte triste por cosas que no puedes arreglar, no deben ser de tu incumbencia… ¿calentamiento global? ¿Guerras? No las podemos parar, así que mejor olvídate de ellas.
Sigamos. Tendrás que quitarte esa ropa. Pero no te preocupes, aquí te proporcionaremos ropa necesaria hasta que sepas como comprarla tú, te daremos unos cursillos muy sencillos, y si no, siempre puedes fijarte en los demás, ¿no?
...
(*) No es uno de mis grupos preferidos, pero si de las pocas personas que leen mi blog, así que lo dejo por ellos.

sábado, noviembre 24, 2007

5 de Noviembre


No pude escribir el 5 de noviembre porque desde hace tiempo tengo muchas cosas que hacer y es en días contados los que puedo escribir.

Solo quería recordar esta fecha.


Remember remember the fifth of November

Gunpowder, treason and plot.

I see no reason why gunpowder, treason

Should ever be forgot...

sábado, octubre 20, 2007

Gente


La calle está llena de personas yendo de un lado a otro con prisa, con rumbos inmediatos, pero sin objetivos a larga distancia. Todo lleva un frenético movimiento que no hace más que aumentar. Uno se para un momento y piensa, ¿a qué viene todo esto? Gastamos toda nuestra vida en recluirnos, en el colegio, en casa, en la universidad, en el trabajo. Creemos tener un objetivo con sentido, pero no lo tiene. Poco a poco fuimos creando tareas y entretenimientos para la vida, pero se fueron haciendo cada vez más complicados hasta llegar a un límite absurdo. ¿De qué me sirve estudiar una carrera para trabajar y ganar un dinero, ganar algo en realidad inservible inventado por nosotros mismos? Gastamos nuestra vida para comer y para llegar a la vejez y disfrutar de lo que queda. Pero llegamos la jubilación y nos sentimos inútiles y con ganas de seguir trabajando, porque es para lo que nos han programado. Si tu objetivo es tumbarte y hacer lo que quieras. ¿Por qué no lo haces directamente? ¿Por qué tenemos que estar haciendo algo permanentemente? Para no pensar y darnos cuenta de nuestra estúpida existencia. Si llenamos nuestra cabeza de conocimientos sin sentido, no hay espacio para la conciencia de soledad y absurdez de nuestras vidas. Ese uno lo va a dejar todo, va a escuchar lo irracional de su interior, su verdadera naturaleza, su esencia y va a vivir. Pero es entonces cuando otro lo empuja y olvida todo y sigue caminando.
Prefiero no pensar en lo estamos haciendo para no arrepentirme, porque pienso que somos absurdos, sigo esperando una respuesta coherente, mientras tanto me entretengo estudiando…

jueves, septiembre 13, 2007

Lo que yo haría

Tras bastante tiempo sin escribir debido a motivos personales y después de la bazofia que escribía últimamente, retomo poco a poco el blog. Lo primero, escribiré la respuesta a la cadena que ha empezado mi amigo Birlo. Así que, he aquí lo que yo haría.
Lo primero que haría yo sería tirarme diez minutos mirando el cadáver convenciéndome de que es verdad lo que veo. Si a los diez minutos el cadáver sigue en el suelo me voy a mi cuarto y me vuelvo a dormir.
Si cuando me despierto (si es que consigo dormir) la muerta sigue en mi salón me planteo las posibilidades. Buscaría a alguien por toda la casa, por si el que la ha dejado ahí sigue dentro, y comprobaría si las marcas de su cuello coinciden con mis manos o algo que se encuentre en mi cuarto. En ese caso me desharía del objeto.
Si mis entrañas lo soportaran intentaría descuartizar el cuerpo y meter trozos de carne pequeños y congelarlos para tirarlos a la basura al cabo de algún tiempo cuando se pudrieran. Los ojos y vísceras los metería en la minipimer(no se como se escribe) y haría una papillita que tiraría por el vater.
Los huesos serían más complicados. Si es imposible destruirlos los guardaría en el fondo de mi trastero, total, nadie entra ahí.
Hecho esto dormiría un buen rato, por si acaso sigue siendo un sueño, y si no, sigo con la vida y de paso intento averiguar quien era la chica.
Si alguna vez me descubrieran, comprendería que tengo un trastorno de doble personalidad con instintos homicidas y me entregaría. Daría unos detalles falsos de la muerte para que no coincidieran con la verdad, así la policía pensaría que estoy intentando inculparme un crimen que no he cometido y me dejaría libre de ir a la cárcel.
Si esto tampoco funcionara, probaría por la salida de la locura y de la doble personalidad y por último diría la verdad. “Es posible que haya matado a la chica, pero no me acuerdo”. Quizá me metieran en un manicomio antes que en la cárcel, del que es más fácil salir a la larga.
Y claro, durante el juicio me podría enterar de quién es la chica y de por qué narices hubiera querido yo matarla.

domingo, julio 22, 2007

Mensaje...

Estaba sentada en el sofá de su cuarto. Solo se sentaba en ese en ocasiones especiales, ya que normalmente prefería la compañía de la gente en el salón. Sin embargo, esta no era una ocasión especial, nada para celebrar, solo estaba cansada. Estaba cansada del mundo, de la gente, de sus problemas, de levantarse todas las mañanas sin ganas, cansada de no tener nada interesante que hacer, cansada de esperar a que llegara un buen día. Era uno de esos días en los que no quieres hacer nada, solo existir un rato y esperar a que llegue la noche para poder volver a dormir y soñar.
Entonces como si leyera sus pensamientos, la radio empezó a entonar una melodía triste muy acorde con su estado de ánimo. Cerró los ojos y dejó de pensar, solo escuchaba la música como una parte de su cabeza.
Pero de pronto esa armonía se rompió con un sonido desagradable. El móvil, había recibido un mensaje. Con un gran esfuerzo se acercó a leerlo y descubrió que un amigo se había acordado de ella desde su lugar de vacaciones. Vaya, toda una sorpresa. Con una sonrisa contestó al mensaje que le había sacado de su apatía. Decidió sacar a otro amigo de su posible tristeza con otro mensaje. Esperaba empezar así una pequeña cadena de sonrisas que irían recibiendo todos los que supieran que alguien se había acordado de ellos.

miércoles, junio 27, 2007

Los recuerdos

Me encantan los recuerdos. Suelen ser un objeto absurdo o inservible, pero algo irreemplazable. Te hacen revivir sensaciones, experiencias de mucho tiempo atrás, felices en su mayoría, y te hacen recordarlas mucho mejor de lo que fueron en realidad. Incluso los recuerdos de sufrimientos son buenos. Tienen un extraño poder que hace que valores los malos momentos como valiosos también. Qué curioso, ¿verdad?
Y lo mejor de los recuerdos cuando son objetos es que da igual que se rompan, cuando pasa el tiempo, esa rotura hace ese recuerdo único.
Pero los recuerdos más valiosos sin duda son los que recuerdas solo tú, los que pasan por tu cabeza y te pones a sonreír o soltar una carcajada pareciendo una chalada.
O a lo mejor todo esto solo me pasa a mí., lo que hace aun más especiales los recuerdos para mí.

jueves, junio 14, 2007

Eva


Se llamaba Eva, y era bastante solitaria. No es que fuera una marginada, simplemente, prefería estar sola. Decían que tenía amigos, pero lo cierto es que solo eran conocidos, ya que no podía confiar en ellos, y ellos no confiaban en Eva. Nadie la conocía porque nunca dejaba ver sus sentimientos, siempre los ocultaba, al igual que su forma de ser y sus pensamientos. No era feliz, pero tampoco infeliz, y eso le bastaba. Era todo un misterio.
Pero un día empezó a acercarse a la gente y dejar que los demás se acercaran. Entró en una época de cambios, que dejaron huella en su vida, tal vez porque fueran demasiado rápidos. Compartió sus tardes con los que poco a poco se fueron convirtiendo en sus amigos, y empezó a sonreír. Adquirió la costumbre de escuchar a los demás y empezó a hablar sobre ella misma, y dejó ver su verdadera forma de ser.
Incluso llegó a enamorarse. Sin embargo, este fue el principio del fin. Aunque era muy querida por todos, no fue correspondida en ese caso. Esto marcó un antes y un después, y comenzó una nueva decadencia. Tan pronto estaba bien como estaba mal. Estaba obsesionada, deprimida y con solo un pensamiento en mente. Intentó olvidarlo gracias a los que le rodeaban, pero era muy difícil y tenía muchos baches en su vida. Siguió intentando ayudar a los demás para poder olvidarse de sus problemas, pero estos la atormentaban por la noche. Hasta que ocurrió, se metió demasiado en la vida y problemas de una amiga, tanto que intentaba vivir a través de ella. Perdió a esa amiga y volvieron sus problemas. Era insoportable. Se estaba autodestruyendo.
Para ella solo había una solución. Volver a ser la de antes. Poco a poco fue perdiendo el contacto con la gente y aunque sus problemas seguían ahí, ya casi ni parecían reales. Ahora es como era antes, solo que con una sola diferencia. Sigue siendo solitaria y vive gracias a sus fantasías y sueños. Pero ahora que sabe cómo es la felicidad, hay algo dentro de ella que le duele todos los días. Son los recuerdos, los buenos, pero también los malos, que no la dejan dormir. Y esa parte de ella que sus amigos se llevaron, y esa parte de ella que sigue obsesionada con una persona, que nunca más volverá a ver.

lunes, junio 11, 2007

¿Engañan las apariencias?


La respuesta es sí, pero no sabemos realmente cuanto.
He llegado a la conclusión de que las personas tenemos muchas capas, el número depende de cada uno, pero siempre es alto. Conoces a una persona de vista, y te parece una idiota, una gritona que necesita ser el centro de atención, una hortera y una creída.
Pero de repente, cambia una circunstancia y empiezas a conocerla y te das cuenta de que es simpática y todo. Bueno, cualquier persona es maja si quiere. Pero pasa el tiempo y ganáis confianza y empezáis a construir una amistad muy rápido quizá. Sigue pasando el tiempo y recuerdas entre risas cómo la odiabas, quien te iba a decir a ti que acabaría siendo tu amiga.
Entonces toca la primera pelea, es inevitable. Tarde o temprano ves su defecto. El defecto. Que casualmente es el mismo que habías notado sin conocerla. Solo por eso la odiabas. Entonces surge un conflicto. ¿Es de verdad como la veía? ¿Puedo aguantar eso? Con una amistad de toda la vida ni te lo planteas, todo el mundo tiene defectos y has aprendido a soportarlo, sin embargo las nuevas amistades son más frágiles y aunque no queramos admitirlo, las rompemos por estupideces.
El resto depende de ese pequeño paso. Puedes volver a odiarla, de hecho es el camino más fácil, simplemente repetirte que siempre había sido así, pero lo había disimulado. O puedes aprender a aguantar ese error y seguir construyendo la amistad un poco más despacio, pero más sólida. Incluso se puede convertir en tu mejor amiga.
Entonces, ¿las apariencias engañan? Sí, pero parcialmente, nos iremos quitando capas durante toda la vida, más o menos gruesas, pero siempre ocultando algo nuevo. Yo solo digo que la primera impresión y apariencia no es siempre desacertada.

Dias de verano

Bueno, acabo de empezar las vacaciones, y aunque los primeros días he estado enfadada por diversos motivos y ocupada por muchas cosas, hoy he tenido un verdadero día de verano.
Qué gusto poder terminar de comer y poder plantearte si dormir la siesta plácidamente o ir al ordenador a hablar o ver una peli.
Qué gusto tener tiempo para actualizar tranquilamente el blog.
Qué gusto tener un disco nuevo sonando mientras lees una revista o un libro.
Qué gusto poder quedar con tus amigos tarde para estar simplemete sentados en un parque o quedar con ellos porque tienes un ataque de hiperactividad.
Estos son los detalles que de verdad aprecio.
Aaaaah.
Como me gustan los primeros días de vacaciones...

lunes, mayo 21, 2007

La felicidad ajena...


Hay muchas cosas me odio, y algún día de estos haré un post siguiendo tu cadena Birlo, pero hoy solo quería comentar una de ellas.
Que la gente se divierta y yo no. Pero no porque me aburra lo que a ellos les divierta, eso me da igual, a mi me molesta que se me prive de la oportunidad de divertirme.
Y es que no se por qué, pero me suele pasar a mi. Por ejemplo, estoy unos días aburrida, porque todo el mundo tiene exámenes, y baste que el mundo empiece a quedar y a salir, para que yo tenga algo que hacer. Como me jode estar de viaje aburrida, pensando que todo el mundo se divierte, y yo tenga que estar muerta del asco.
Me llamaréis mala persona, pero no os imagináis la sonrisa que se me pone en la cara cuando veo que empieza a llover. No, mejor diluviar. Así nadie puede salir a la calle… Ya que yo no me divierto, me consuela pensar que todo el mundo está aburrido.
También es muy molesto estar estudiando en junio, con todo el calor, a las seis de la tarde y mientras oír las risas de los niños pequeños que no tienen deberes y se quedan jugando hasta el último rayo de sol. Qué no daríamos en ese momento por estar con ellos, o al menos que se les pinchara el balón, o que sus madres les castigaran…lo que sea con tal de que la felicidad ajena supere la tuya, o que tu infelicidad supere la del resto.
Ya se que hice un post parecido, pero es que me ha pasado este fin de semana y ando un poco picada. Encima la gente viene a restregarme lo bien que se lo han pasado. Luego ven a preguntarme por qué te he mandado a la mierda.

domingo, mayo 13, 2007

Cambios


Yo siempre he sido de las que piensan que los cambios son a peor. ¿Siempre siempre? Sí. No me refiero a los cambios de la infancia, por ejemplo, estos son necesarios y a mejor (casi siempre, porque la persona madura y se convierte en un adulto). Me refiero a determinados cambios de la adolescencia en el 99% de la población, me refiero a los cambios de la televisión, que solo ponen anuncios malos y series de dibujos animados que te dan ganas de llorar, me refiero a los bodrios que hacen ahora por películas con el único fin de ganar millones y millones, me refiero a los grupos que luchaban por un ideal y se han dejado comprar por canciones de verano pegadizas, me refiero a que ahora los niños en vez de jugar, se hacen los mayores, me refiero a que antes podías salir a la calle sin miedo y ahora te tienes que preguntar si hoy te van a robar.
Y claro, me diréis que también existen los cambios a mejor, pero a veces, son casi peores. Para mí al menos, hablaré de mi caso.
Un día me desperté y me di cuenta de lo bien que iba todo, de lo feliz que era (si Paloma, yo también he sido feliz), de lo bien que me lo pasaba y de lo que disfrutaba todos los días. Había conocido gente nueva, había recuperado viejas amistades, había reencontrado ciertas partes de mí misma, deseaba llegar a sitios que hacía poco me daban miedo, básicamente me encontraba a gusto. ¿Qué más podía pedir? La verdad es que nada, sin embargo, al poco tiempo, la felicidad se convirtió en desesperación e impotencia, el buen cambio, el que había estado esperando tanto tiempo, iba a acabarse. En poco tiempo ese buen momento se acabará, dejándome con una muy buena sensación por un lado, pero por otro, tristeza, nunca volverá a ser igual. Entonces me pregunto, ¿de verdad merece la pena esto? ¿A merecido la pena todo este maravilloso tiempo, si la mitad lo he pasado pensando que algún día acabará? ¿Merece la pena pasármelo tan bien si luego estaré pensando que todo lo bueno tiene su fin? Y aquí mi razón para odiar a los cambios. Un cambio bueno no dura para siempre, así que un buen cambio implica que tarde o temprano habrá uno a peor.

Pero aun así, tengo que decir que ha merecido la pena.

Estúpida conciencia...

...¿quién te ha pedido que nos amargues la existencia?

domingo, mayo 06, 2007

Felicidades

Solo quería hacer una pequeña entrada felicitándo al blog. Hoy cumple un añito. Quién me iba a decir que duraría tanto...

sábado, mayo 05, 2007

Una hoja insatisfecha


Había un gran árbol en lo alto de una montaña desde el cual se podía ver todo un valle, se podía decir que era el rey. Todas sus hojas tenían una vista panorámica del río, de los demás árboles y de todos los animales. Eran envidiadas por el resto de seres que poblaban allí, y todas y cada una de las hojas del árbol estaban felices de su hogar, aferrándose con todas sus fuerzas a la rama hasta que finalmente, al llegar su hora, caían mustias junto al árbol para morir nutriendo la tierra.
Todas excepto una. La verdad es que esa hoja era especial, porque era infeliz. Esa hoja quería ir más allá, no quería pasarse la vida viendo el mismo valle desde el mismo sitio, quería hacer algo distinto. El resto de hojas la despreciaban por esto. Sabían que el mundo guerra del valle era feo, lleno de suciedad y frío, no había más que desconfianza y guerras, y no entendían por qué querría la hoja distinta ver todo eso teniendo el valle.
Preocupado el árbol habló con la hoja descontenta para ver qué ocurría. Sin embargo, ni siquiera el árbol consiguió hacerla cambiar de opinión.
Un día, la mejor amiga de la hoja insatisfecha se cayó, y se posó en el suelo, lista para su hora. Ahora que no se llevaba con nadie, la hoja decidió que era el momento, y sin echar la vista atrás, aprovechó una ráfaga de viento y se soltó de la rama.
Voló con el viento por todo el valle y lo vio todo con una perspectiva distinta. Desde el aire podía ver la felicidad de los animales que corrían, pero también podía ver los depredadores al acecho de sus presas, podía ver los colores de las flores con claridad, pero también veía los insectos que subían por sus tallos.
Y por fin, pudo ver la ciudad. Sí, estaba llena de contaminación, y podía ver otro tipo de insectos, mucho más grandes que andaban a dos patas, pero también vio cosas que le gustaban. Construcciones gigantescas que eran varias veces más grandes que su árbol se alzaban por toda la ciudad. Aunque no era perfecto, le gustó lo que vio.
En una última ráfaga de viento, consiguió volver al valle donde estaba el árbol que había sido su hogar y caer al lado de su mejor amiga, aun consciente.
Podía oír como las otras hojas la criticaban por desperdiciar su vida, ahora moriría.
-¿Mereció la pena?- Le preguntó su compañera.
-Creo que sí.
Y justo antes de cerrar para siempre los ojos, pudo ver los insectos que subían por el tronco del árbol para alimentarse de sus prepotentes vecinas y sonrió.

viernes, abril 20, 2007

Ascensores y vecinos


Tengo una lista con momentos largos y realmente incómodos. Situaciones que intentas evitar a toda costa, pero que por alguna cruel razón del universo, todos vivimos más a menudo de lo que deseáramos.
Por ejemplo, el ascensor. Es un lugar muy propicio para que el tiempo se ralentice y tengas que sufrir una de las conversaciones más absurdas y forzadas de la historia, al encontrarse con un vecino.
Primero está el de la salida fácil.
-¿Qué? ¿Al cole?
Te gustaría decir:-No, me levanto a las ocho de la mañana un lunes y me voy con una mochila teniendo 16 años, solo por estirar las piernas.
Pero en vez de eso sonríes tontamente y contestas como una persona “civilizada”.
-Si…
También está el tema de conversación del tiempo.
-¿Qué frío verdad?
-Sí, y encima dicen que va a llover…
-…
A veces te puede pillar un vecino nostálgico.
-¿Cuántos años tienes ya?
-Diecisiete.
-Anda…que mayor. Si todavía me acuerdo de cuando eras un bebé y jugabas por la placita. Como pasa el tiempo…
-Si…
Yo últimamente opto por saludar educadamente y mirar al suelo durante los interminables segundos de subida en ascensor, para evitar este tipo de interesantísimas conversaciones.
Pero lo peor vecino de todos es el sincero. Estás tranquilamente en el ascensor cuando entra tu vecina.
-Vaya, has engordado, ¿eh?
Te gustaría contestarle que si, y que a ella cada día se la ve más vieja, pero tu asombro no te lo permite y simplemente te quedas con cara de pez hasta llegar a tu destino y darte cuenta de lo que ha pasado. Es entonces cuando dices lo que quieres.
-Será ***.
Creo que acabaré subiendo por las escaleras, así además hago ejercicio.

jueves, abril 19, 2007


Es una pelea por la noche, en medio de una plaza por el día transitada, pero por la noche evitada. Se pueden apreciar dos siluetas moviéndose en círculos con movimientos ágiles y rápidos. Con un solo vistazo se nota que son personas acostumbradas a vivir con reflejos, sin torpezas, solo impulso y respuesta, aunque en sus ojos se puede ver una fría determinación que indica que todo movimiento es calculado y que tienen la seguridad de llegar a donde quieren.
Una de las figuras se lanza y empieza a dar puñetazos, ha visto un punto débil, pero la segunda figura responde rápido y le aparta de un codazo, mientras vuelve a la carga ahora utilizando los pies. Patada a la pierna, a la otra, y vuelta atrás para cubrirse. De vez en cuando hacen una parada y se tantean. Se ve que se respetan y no juegan sucio, por lo que la pelea parece que no va a acabar nunca, pero todo tiene su final.
En un momento deciden que ha llegado el momento, las dos figuras se tiran sobre la otra a la vez y se enganchan. Ninguna está mejor situada, pero empiezan a sacar fuerzas de donde no las hay y lanzan golpes y golpes, da igual donde, más golpes y más golpes, siempre certeros, mientras reciben los del contrincante. Hasta que se separan, jadeando, con el cuerpo dolorido y los brazos dormidos del dolor. Sonríen y deciden que ya está bien por hoy.
-Tenemos que dejarlo esta semana porque tengo una entrevista de trabajo y no puedo llegar con la cara morada.
-Claro, ¿vamos a tomar algo ahora?
-Invito yo.

PD: A veces no está mal descargar un poco de estrés de maneras poco convencionales.

domingo, abril 15, 2007

El fuego purificador


Aun recordaba el crepitar del fuego, comiéndose su casa entera. Había visto cómo las lenguas del fuego acariciaban sus carísimos muebles de madera y se los comían poco a poco, con sus cosas dentro. Todo por lo que había luchado durante toda su vida se veía ahora reducido a cenizas. Todo con lo que se sentía identificado había sido arrasado y nadie lo recordaría realmente.
Ahora los últimos resquicios del fuego estaban siendo apagados por los bomberos. Habían llegado rápido, pero no lo suficiente, quizá si hubiera llamado antes se podría haber salvado algo, pero el fuego había tenido demasiado tiempo y no perdona.
Mientras, él pensaba en lo ocurrido. Toda su vida se habían convertido en unos momentos a un montón de escombros. Quizá era eso lo que había fallado, que su vida se podía resumir en una habitación, que no había nada más a parte del dinero ganado, ni de los objetos comprados. Ahora tendría que construir una vida de la nada, pero no le preocupaba. Su nueva vida sería indestructible, no la encerraría en una casa, haría algo grande, y para hacer eso había sido necesario el purificador efecto del fuego.
Vio cómo se le acercaba un bombero con un cigarrillo en la mano.
-Este ha sido el causante, lo hemos encontrado en una papelera.
-¿Un cigarrillo? ¿Cómo? Yo no fumo
-Algún amigo, o novia, un vecino. ¿Ha invitado a alguien últimamente?
-Antes del fuego había tenido una fiesta, ya sabe, supongo que alguien fumaría…Dios que voy a hacer ahora…
-Ya, lo siento mucho.
El bombero se disponía a irse, pero se dio la vuelta otra vez.
-Una cosa más, cuando nosotros llegamos, el fuego estaba completamente extendido y era imposible hacer nada. Además, la llamada recibida fue de un vecino, ¿cómo no llamó usted antes?
-Bueno, es que nos fuimos de mi casa todos a desayunar, cuando comenzó el fuego yo no estaba.
-Ya… Vale.
Mientras observaba cómo se iba el bombero se dio la vuelta sonriendo ante las perspectivas de una vida nueva creada de la nada, lo que le había caracterizado ya no existía, podría ser cualquier persona ahora. En ese momento, salió a la calle a dar una vuelta y aunque no le gustaba ese vicio, decidió fumar otro cigarrillo de la cajetilla que había comprado la noche anterior.

domingo, abril 08, 2007

Las comparaciones son odiosas...




... pero también inevitables. Tenemos la tendencia a comparar todo, desde que nos levantamos hasta que nos dormimos. La comida, esto estaba mucho mejor la semana pasada. El día, hacía mejor día ayer. A ti misma, vaya careto que tienes hoy. A la gente, hoy estás de muy mal humor.
Comparas lo que tienes con lo de los demás, y aunque lo tuyo a veces es muy bueno, casi siempre va a ser superado por otro. Esto nos lleva a querer algo mejor, día a día, porque siempre hay alguna novedad que empequeñece lo anterior. Empezamos a ver todas nuestras cosas obsoletas y queremos cambiarlo todo. ¿Por qué? Por las comparaciones.
Las que más duelen suelen ser las comparaciones entre personas.
-Tu hermano es más ordenado que tú.
-Pablo es mucho más simpático que tú.
- A ver si sacas las notas de Juan.
No hacen falta más ejemplos, todos las hemos vivido.
Es algo necesario, comparar experiencias, películas, libros, discos, lugares. Tenemos todo clasificado en nuestra cabeza y en un instante somos capaces de añadir un nuevo elemento, con su puesto en nuestra pequeña lista. Los mejores puestos son muy difíciles de alcanzar, por eso siempre tenemos que soportar una pequeña desilusión al comprobar que nos lo estamos pasando bien, pero que una vez me lo pasé mejor. Si no comparáramos quizá no habría estas derrotas, pero seguro que tampoco apreciaríamos tanto ese momento que supera con creces los anteriores.
Me encanta poder decir “nunca me había reído tanto.”

sábado, abril 07, 2007

¿Cómo ves tú el vaso?


Qué manía con ver siempre el vaso medio lleno. Con optimismo. Muchos siempre piensan que todos los problemas se resuelven solos, que si los dejan a un lado, acabarán desapareciendo, aunque nunca lo admitan. Saben que todo indica al fracaso, y lo aceptan, pero siempre, en un rinconcito de ellos, albergan una esperanza, por pequeña que sea, aun sin saberlo ni quererlo.
Esa es la causa de la decepción, la esperanza. El hecho de que aun siendo completamente conscientes de que es imposible que te toque la lotería (o al menos casi), sigues mirando ilusionado en el periódico si tus números coinciden, para, momentos después, soltar un taco y preguntarte otra vez por qué tiras el dinero. El hecho de que aun sabiendo que el mundo y la vida son injustas, sigues pensando que hay un gran equilibrio, y que tarde o temprano, todo lo que has sufrido, se convertirá en alegría., pero muy pocos pueden presumir de haberlo vivido.
Y algunos dicen que de ilusiones se vive, y me parece bien. Lo que no veo tan claro es vivir en el mundo de la piruleta. Puedes tener ilusiones sin dejar de ser objetivo y realista, puedo imaginarme volando, pero se que nunca lo haré porque no tengo alas.
Por eso a mi siempre me gusta ver el vaso medio vacío, no porque siempre espere lo peor (que también), sino para estar preparada. Si espero lo peor, y ocurre, dentro de lo malo, puedo soportarlo. Si espero lo peor y ocurre algo bueno, me alegraré el doble. Sin embargo, si espero lo mejor y ocurre algo bueno, estaré satisfecha, pero acostumbrada, no es una sorpresa. Y si espero lo mejor y ocurre lo peor, me hundiré en la miseria.

PD: No me confundáis con una catastrofista, ni con una hipocondríaca, ni con alguien que ve todo negro. Solo soy realista, y calculo siempre las opciones de victoria, pero también tengo sueños.

viernes, marzo 23, 2007

Trastorno de ausencia de personalidad


No eres esquizofrénico, pero ¿cuántas personalidades tienes? ¿Cuántas veces cambias de forma de ser para adaptarte, para no quedar mal, para no decepcionar a alguien? Pero al final te acabas decepcionando a ti mismo, a tus principios y a aquellos que de verdad te conocen.
Seguro que mientes si dices que nunca has pasado por esa situación. Eres nuevo, quieres caer bien, y te comportas de una forma completamente distinta a cómo eres normalmente. No eres tú, pero como ha funcionado te da igual, puedes llevar perfectamente una doble vida, nadie se dará cuenta de lo farsante que eres, nunca se van a juntar tus dos grupos de amigos.
¿Y si un día coincides? Dos grupos diferentes que lo único que tienen en común es a ti mismo, actuando. Ahora debes decidir qué personalidad vas a utilizar, aunque intentarás como siempre, quedar bien delante de todos, pero es imposible y lo sabes. Acabas pareciendo un lameculos falso que se dejó la personalidad atrás hace mucho tiempo. Al descubrir qué eres en realidad, los dos grupos se separan de ti. Y ahora también puedes ver a un pequeño grupo al que llamas mejores amigos, que te miran con decepción, y se lamentan al ver en lo que te has convertido. Probablemente todos te habrían aceptado tal y como eres en realidad, pero te has empeñado en vivir varias vidas a la vez, vidas que no te tocan. Te has empeñado en caerle bien a todo el mundo y has acabo perdiendo los resquicios de dignidad que te quedaban.
Ahora te miras al espejo, y lo mejor que te puede pasar es que te des asco, porque así al menos has aceptado tu error. Sino, eres un auténtico cretino.
Por suerte, todavía hay gente fiel a sus principios, que actúa según su personalidad, esté donde esté, y no se preocupa en buscar amigos debajo de las piedra, simplemente los encuentra.
Birlo, gracias por ser de estos últimos.

viernes, marzo 16, 2007

Por fin


Estoy metida en un túnel con muy poca luz. Estoy bastante cargada y presiento que me voy a cansar con mucha facilidad. No puedo ver la luz del final del túnel, pero a cada paso que doy me la imagino con más ganas.
El problema de este túnel es que tengo que andar con mucho cuidado, porque aunque me caiga, seguiré avanzando, una fuerza me empujará, aunque sea arrastrándome de mala manera. Si me caigo, me tendré que levantar muy deprisa, y probablemente no lo consiga.
A mi alrededor veo otros como yo, algunos están completamente concentrados en sus pasos y los colocan de forma perfecta. Otros, aunque lo intentan, no consiguen mantener el equilibrio. Unos pocos, ni lo intentan.
A duras penas, ya agotada, consigo mantener la compostura y acercarme al final del túnel, pero este paso es más estrecho y angosto, y tengo que ir sujetándome a las paredes.
Al fin, la luz, el final, la libertad. Al verla me despisto y pierdo el equilibrio y me caigo. Al caerme me veo envuelta en una gigantesca bola de personas que sigue avanzando hacia el aire libre. Esta masa es imparable y cada vez más grande, se va a atrancar. Pero no, es imparable, se atasca durante milésimas y sale con una fuerza inmensa a presión por la pequeña puerta del túnel. Todos los que estábamos metidos en esa bola nos vemos por fin liberados y con una extraña sensación de felicidad y tontería. Risa, saltos, indiferencia hacia todo mientras volamos y flotamos. Así es como me siento recién terminados los exámenes. Era inevitable que terminaran, bien o mal, y cuando lo hacen, te da igual lo demás, disfruta de esa sensación

sábado, marzo 03, 2007

La respuesta


Desde pequeños nos pasamos la vida buscando respuestas, porqués, que casi nunca sacian nuestra curiosidad. Pero, conforme vamos creciendo vamos reduciendo el número de nuestras preguntas. Hay quien dice que simplemente se van acabando los interrogantes, otros dicen que nos vamos volviendo más sabios y necesitamos preguntar menos. También hay quien opina que nos da vergüenza preguntar cosas que a lo mejor son absurdas y evidentes y nos callamos las dudas, y algunos creen que vamos perdiendo esa curiosidad innata de los niños pequeños que ven todo por primera vez.
Sin embargo, yo no estoy de acuerdo con esto. Los interrogantes nunca se acabarán, siempre quedará algo acerca de lo que preguntar, no importa cuantas preguntas hayamos hecho ya. En cuanto a la sabiduría, creo que escasea bastante entre nosotros, y no creo que nadie sea capaz de valerse por si mismo, solo por experiencia y razonamiento. Acerca de la vergüenza, no la considero una cualidad capaz de dejarnos sin saber algo que deseemos, y sobre la curiosidad, he de decir que nunca se pierde. ¿Entonces, por qué dejamos de preguntar? Creo tener una teoría. Creo que es por miedo a la respuesta. Durante toda la vida nos encontramos con decepcionantes respuestas, decepcionantes realidades. Nos hemos llevado tantos palos al querer averiguar la verdad, que simplemente pasamos de conocerla. Preferimos no saberla. Preferimos montar una pequeña idea surrealista en nuestra cabeza que satisfaga nuestra curiosidad, y a la vez no tire abajo nuestras ilusiones, como suele hacer la dura realidad. ¿Por qué arriesgarte a preguntar algo cuando la respuesta puede hacerte daño? Así que es decisión de cada uno, su propio conflicto de intereses, ¿quiero saber la dolorosa verdad o quedarme en mi feliz ignorancia?

domingo, febrero 25, 2007

Hace...

tres días fue mi cumpleaños. Hace 17 años y tres días nací. Eso es una fecha importante, creo. ¿Por qué? No lo sé, pero siempre celebramos estos aniversarios.
La verdad es que no esperaba gran cosa, solo un montón de gente felicitándome un rato, y el resto de horas como todos los días, ya que la gente se habría olvidado. Pero la realidad fue gratamente diferente. Todo el día estuve rodeada de gente querida que se acordó durante veinticuatro horas de que era mi día, y me lo hicieron recordar. No se, simplemente fue un buen día, me fui a la cama sin nada que reprochar.
Ya que en casi todas las entradas me estoy quejando de algo o alguien, quería hacer esta para admitir que también existen los buenos días, y daros las gracias.

viernes, febrero 16, 2007

Esa delgada linea


Que fina es la línea que separa el amor del odio, y que fácil es rebasarla. Constantemente la pisoteamos, sin querer o queriendo, pero lo hacemos. A veces algo de tu interior te obliga a hacerlo, no lo puedes evitar, pero tienes unas ganas tremendas de darle un puñetazo en la cara a tu amigo o mandarle a la mierda de una vez por todas. Por suerte, esa línea solo la vemos nosotros, y la mayoría de las veces nos sabemos controlar y evitar una desgracia.
El problema es cuando la cruzas, y no vuelves. En esos casos, tú cruzas la línea a propósito sin intención de volver atrás. Y ahí está el verdadero odio, no el que sientes cuando pasa delante de ti la típica estúpida en plena edad del pavo a la que te gustaría tirar de cabeza contra un charco. No, es diferente. Donde hay verdadero odio, es cuando una vez hubo amistad, o amor, y después traición.
Conoces a alguien de verdad, y compartes algo con él, surgen lazos entre los dos, conoces sus virtudes y perdonas sus defectos. Conoces sus pasiones y vicios, conoces de verdad a alguien. Después viene la traición, la pelea o la distancia. Empiezas a odiar a esa persona que una vez fue tu amiga, y recuerdas sus defectos, olvidando sus virtudes. Recuerdas sus vicios, cuánto te molestaban, recuerdas cómo era en realidad esa persona, olvidando todas las apariencias. Pero sobre todo se te queda grabado, el día en el que la amistad pasó a odio.
Y no hay más. Simplemente odias, de verdad y con ganas. Es un odio difícil de olvidar, que sencillamente se quedará ahí contigo, como cualquier otro pensamiento de tu cabeza, así que solo hay que aprender a asumirlo y controlarlo un poco.
Pero recuerda, casi siempre, el odio será mutuo.

PD: Se que todos habéis conocido esta sensación. ¿En quién estáis pensando?

viernes, febrero 09, 2007

Respuesta

Estoy convencida de que os va a decepcionar la solución de la "adivinanza" del otro día. Os lo habéis tomado como un acertijo, pero en realidad no lo era, pero bueno, si os gusta más así, haré más.
La verdad es que todas vuestras respuestas estaban bien, y forman parte de una sola. Todos vosotros lo habéis demostrado, ahora no os podeis echar atrás. No podemos pasar un solo día de nuestra vida (yo también me incluyo) sin pensar en nosotros mismos. Todas vuestras respuestas iban encaminadas hacia lo mismo, placer personal, dolor, descanso, todo por nosotros.
Jejejejeje, sabéis que tengo razón y os molesta, ¿eh?
Egoistas.

PD: La respuesta de pensar en esta adivinanza también era válida. No me ha sorprendido nada la del sexo Birlo.

viernes, febrero 02, 2007

Esto...

es solo una pequeña adivinanza, si es que se le puede llamar así.
Todos los días pensamos en montones, cientos de cosas. Decimos que siempre pensamos en lo mismo, que no nos podemos quitar algo de la cabeza, pero es mentira. Solo hay algo en lo que pensamos cada día. Sobre lo que nos preocupamos todos los días sin excepción. Cualquier persona, de la edad que sea, del país que sea. Solo en una cosa, ¿sabrías decirme de qué estoy hablando?

martes, enero 23, 2007

Frustración



Estás al pie de una montaña que debes escalar. Tiene mucha pendiente y es peligroso, pero estás decidida. Miras, buscas un sitio donde dar el primer pie, siempre el más firme, pero es difícil encontrar un lugar adecuado. Al fin lo encuentras y de un ágil salto empiezas a subir por la montaña.
Es tu meta, llegar a la cima. Pero no solo es la tuya, hay cientos como tú subiendo contigo, quitándote los buenos lugares para agarrarte o incluso descansar. Hay alguno que te hace la puñeta para llegar él antes, pero no te das por vencida.
A mitad de camino miras hacia abajo y te sorprendes de lo mucho que has progresado, pero miras hacia arriba y ves una pared completamente lisa que te falta por subir. No hay sitio donde agarrarse. Una oleada de pánico te invade y miras a tu alrededor buscando una posible solución. Quedan pocos a tu alrededor, pero los que quedan tienen medios para seguir subiendo, por lo que la pared lisa no les plantea ningún problema.
Al poner el pie sobre la pared lisa, resbalas, pero a cámara lenta. Tus manos desnudas resbalan con el frío hielo que recubre la cima de la montaña. Ves como todo poco a poco se viene abajo sin poder hacer nada para evitarlo. En un último esfuerzo intentas agarrarte a alguien para que te ayude, pero a estas alturas no existen los favores ni los amigos. Intentas al menos tirar a alguien contigo, ya que has de caer, llévate a alguien, pero tampoco puedes, has caído demasiado.
Al llegar al suelo el golpe es fuerte, tienes ganas de llorar pero no lo haces por vergüenza. Es lo único que sientes, vergüenza. Ves a nuevos aspirantes acercarse al pie de la montaña para intentar la hazaña que tú no has logrado. Algunos valientes incluso lo intentan por segunda vez, después del golpe de la caída no se han venido abajo.
Te acercas a la montaña, buscas algún camino fácil, algún truco, pero no hay ninguno. No puedes subir y punto. A lo mejor puedes subir otra montaña más fácil, pero tú querías esta.
Y así, entre gemidos de dolor de los caídos y entre vítores de los que han conseguido subir, notas esa sensación. Frustración. No puedes conseguir lo que quieres. No porque te lo impidan, simplemente no puedes. Te sientes inútil. Rabia contenida, alguien tendrá que pagar el pato.
Es triste, pero todos nos sentimos alguna vez así.

jueves, enero 18, 2007

Tiempo, párate ya y dejanos en paz


Tic tac, tic tac. Te falta tiempo y el reloj no hace más que correr y molestarte. ¿Tiempo para qué? No se, para cualquier cosa falta tiempo. Para un trabajo, para hacer deporte, para estudiar, para hablar con tus amigos, para un adiós, para un beso, para un chiste, para una sonrisa, para dormir, para estar tumbado pensando en otras vidas, para escribir.
Sientes que necesitas gritarle al mundo para que se pare, aunque sea un momento, y poner todo en orden en tu cabeza, quieres hacer algo, pero no puedes, y te frustras, te quieres arrancar los pelos de la cabeza o darle una patada al primero que ves.
Te acuestas todos los días pensando en todas esas cosas que no te han dado tiempo a hacer y te da rabia, porque has malgastado una hora entera en el metro, mirando las caras dormidas de los viajeros. No tienes tiempo, y eso es lo que haces con el poco que te queda, mirar embobada, quejándote por no tener tiempo, mientras tienes esa sensación de que se te ha olvidado algo.
Se te escapan todas las ideas en momentos inoportunos, cuando estás ocupada, mientras que en ese momento del día para ti sola, no vuelven, se esconden de ti, y te vuelves a cabrear. Que no le extrañe a la gente que estemos siempre enfadados.
¿Soluciones? Para ganar tiempo pocas, pero todo el mundo conoce sus prioridades y lo que puede dejar de lado. ¿Para la frustración? Ponte una canción tranquila que te guste, piensa en lo que quieres hacer e imagínate que lo has hecho, algo es algo.
Lo que más me fastidia es cuando estoy de vacaciones tumbada en el sofá durante la siesta sin nada que hacer y pienso: “¿Qué eran todas esas cosas que quería hacer? No se me ocurre nada.”

sábado, enero 13, 2007

Aclarando términos


He descubierto que si no vas con una sonrisa pegada a la cara veinticuatro horas al día, es que te pasa algo. Ahora resulta que todo el mundo tiene que ser feliz, que lo normal es vivir en el barrio de la piruleta y levantarte un lunes bailando y con ganas de saltar.
Pues si no me da la gana de tener una estúpida mueca en forma de sonrisa en la cara, no la pongo, y no por ello estoy deprimida. Si no voy sonriendo es porque no me apetece, no tengo motivos para estarlo, o simplemente que la forma de mi cara natural es con la boca normal, y no porque esté al borde del suicidio.
La gente que hace gracias y bromas, también puede decir las cosas en serio, no somos un chiste andante ni nada por el estilo. Y si decimos algo en serio, no es que nos hayamos picado, tenemos algo que se llama “cambios de humor” o distintas “facetas”, lo pongo entre comillas porque a lo mejor la gente no entiende los términos y es por eso por lo que los confunde.
Por último, si una persona no va sonriendo y alguien le pregunta qué le pasa y ésta contesta que nada, no se está haciendo la mártir, simplemente no le apetece ir riendo por la calle (y si hiciera esto último dirían que está loco)

PD: No somos raros por decir lo que pensamos ni por no tener vergüenza.PPD: Se que es un post bastante malo, pero quería aclarar ciertas cosas.

jueves, enero 04, 2007

Año nuevo, vida nueva


Año nuevo, vida nueva. Es una de las frases más repetidas durante los primeros días de enero.
En un intento desesperado, la gente intenta cambiar detalles de su aburrida vida para hacerla más interesante, pero ¿por qué se engaña todo el mundo? Es más fácil la monotonía y la vaguería a todo el mundo. No vas a conseguir nada.
Este año voy a adelgazar, voy a hacer dieta.
Este año voy a hacer más ejercicio.
Voy a dejar de fumar.
Voy a beber menos.
Voy a llevar una vida más sana.
Voy a ser menos borde.
Voy a estar más con la familia.
Voy a estudiar más.
Voy a ser más original.
Voy a escribir un diario.
Voy a… cambiar.
Mentiras, todo son mentiras. Y lo peor es que nos mentimos a nosotros mismos, nos llegamos a creer que vamos a cambiar. Y llegamos a verano y seguimos sin cambiar y nos sumimos en esas mini depresiones que tanto nos gustan comentar.
A todos nosotros nos gustan los resultados de los cambios, pero nos aburren los procesos de cambio y somos demasiado perezosos como para levantarnos un día del sofá y decir:”Hoy va a ser diferente”.
Así que este año, no te precipites a prometerte una vida nueva cuando no lo vas a cumplir y sigue tumbado en el sofá, que es más cómodo.

PD: Mi propósito para este año es ser un poco menos pesimista y confiar un poco más en los demás…No creo que lo consiga

lunes, enero 01, 2007

1 de enero


Hay un refrán que dice: Días de mucho, vísperas de nada.
No podría estar más de acuerdo. Un claro ejemplo es el 1 de enero.
Primero te retuerces en tu cama sin saber donde estás, y te extrañas y enfadas porque todo da vueltas y todos los sonidos llegan a tus oídos como ruidos insoportables (eso a los que beben, ¿eh?, que a mi no me pasa)
Esto ocurre hasta que vienen a tu mente ciertos recuerdos, ciertas imágenes (de dudosa fiabilidad), la mayoría de ellas protagonizadas por ti haciendo el ridículo, o en una situación que nadie desearía y te empiezas a arrepentir de ciertas cosas. Te preguntas, ¿de verdad hice eso yo? Sí, lo hiciste, y estarán tus amigos ahí para recordártelo unas cuantas veces. Te revuelcas en tu cama intentando que los recuerdos desaparezcan, pero lo único que consigues es que las imágenes se vuelvan más nítidas.
Cuando por fin consigues levantarte de la cama, empiezas a vagar sin rumbo por tu casa sin saber qué hacer. Tienes sueño y estás cansado, pero no puedes dormir; te duele la cabeza, no tienes hambre ni ganas de hacer nada; solo esperas a que las horas pasen y traigan un poco de… algo diferente. Pero no, solo puedes esperar al día siguiente. No te intentes engañar, no vas a hacer nada útil, hoy es un día de no hacer absolutamente nada, así que mejor deja esos propósitos de año nuevo para el día 2.

Feliz año y si no os gusta este post, disculpadme, pero es que, hoy es 1 de enero…

miércoles, diciembre 27, 2006

Por eso te odio

Si hay algo que me molesta de ti es que piensas que siempre tienes razón, que crees que estás por encima del bien y del mal, que tú impones los valores.
Crees que solo lo que opinas tú es válido y que solo tus temas son importantes.
Eres narcisista, te crees muy guapo y te crees con derecho a todo. Consideras al resto de personas meros objetos creados para tu satisfacción y uso personal.
Te ofendes si alguien no te pide perdón, pero eres tú el primero que no lo pide cuando debe.
Concedes la importancia a los temas según tus gustos, sin importarte lo que piensan los demás. Eres tú quien decide cuando se puede estar de broma y cuando serio, cuando se puede hablar de un tema banal y cuando de un tema superficial. Eres tú quien decide la buena música, la buena ropa, las buenas aficiones. Si haces tú algo mal, fue un descuido, si lo hacen los demás, es imperdonable.
Y vas por ahí leyéndote algo en la vida cuando el resto de la gente odia esa parte de ti y desea que la elimines.
Pero no te preocupes, algún día te toparás con alguien que te ponga en el sitio que te mereces, y estaré ahí para reírme.

martes, diciembre 26, 2006

Nuestras fiestas


Nuestra cultura actual basa nuestras fiestas navideñas en la inocencia de los niños y de las mentiras que les contamos. ¿Cómo es posible que se crean que un gordo vestido de rojo y con barba va a entrar por nuestra chimenea a traernos regalos? Lo primero, la mayoría de nosotros ni siquiera tiene chimenea, y si la tuviéramos tampoco entraría por ella. Pero claro, también se creen que tres hombres que vienen en camello les van a traer regalos. Mientras hay regalos por medio, los niños se creen lo que les echen. Y claro, la mayor desilusión de nuestra vida nos la llevamos cuando descubrimos la verdad sobre todos estos personajes (no, el ratoncito Pérez tampoco existe), aunque nos lo callamos unos años por si acaso se acaban los regalos.
Aunque nos hacemos muchas preguntas, no somos muy espabilados y no nos enteramos de nada.
-Papá, ¿cómo les da tiempo a lo Reyes viajar a todos los países en una sola noche?
-Tienen unos caballos mágicos.
-¿Y por qué no les traen regalos a los niños pobres?
-¿No te está llamando tu madre?
-No.
-Niño, que tengo muchas cosas que hacer, déjame un rato.
Pero teniendo en cuenta la hipocresía de la gente en estas fiestas, no podemos culpar a los niños de que estén perdidos. Primero les regalamos todos lo que piden en nuestra fiesta consumista y luego les intentamos explicar que en realidad lo que se celebra es que hace unos 2000 años nació un hombre muy bueno que ayudaba a los pobres.
Y entre luces epilépticas y bombardeos de anuncios de juguetes y de colonias se me ocurren preguntas absurdas como la de quién decidió cuando empezaba el año. Si lo hubiera decidido otro podríamos estar en pleno julio.
Y entre paranoia y paranoia os deseo felices… ¿fiestas? No, mejor vacaciones, que al menos todos sabemos lo que son.

jueves, diciembre 14, 2006

Los villancicos


Fuera hace mucho frío, pero casi no te das cuenta porque estás muy nerviosa, llega la hora. De pronto el profesor nos hace una señal y nos manda callar, era todo lo que necesitábamos para entrar. Nos ponemos en orden, bajamos lentamente las escaleras y por fin entramos en el salón de actos.
En el momento de entrar notas un gran cambio de temperatura y los desafortunados que llevan gafas se las tienes que quitar cuando se las empañan. Nos colocamos ordenadamente y esperamos de nuevo. Empezamos a sudar, no sabemos si es por los nervios, los focos que te apuntan a la cabeza o que haya tres personas por metro cuadrado en la sala. Disimuladamente saludas a tus padres situados estratégicamente en primera fila con la cámara de video lista para grabar.
Se oyen entonces unas notas de piano por todos conocidas y el profesor hace una señal de asentimiento indicándonos que nos preparemos. Cogemos aire, y guiados, cantamos nuestros tan ensayados villancicos. Al terminar, contentos por el trabajo hecho salimos igual que entramos, calladitos, en orden y con alguna mirada de reojo a los familiares.
Cuando crecemos poco a poco dejamos de apreciar esto, y es que, visto con un poco de perspectiva, no es tan maravilloso. Tiene sus partes buenas para los padres, claro. Es el único día del año en el que nos dejamos vestir y peinar bien e intentamos no rebozarnos por el patio. Es el único momento del año en el que estamos callados, hacemos caso a alguien e intentamos hacer algo bien con toda nuestra buena voluntad.
Pero también es verdad que hay que ser madre o padre para disfrutar de un espectáculo en el que noventa niños desgañitados cantan desafinando lo que parece un villancico sin vocalizar, porque la letra nunca se entiende.
Pero en fin, siempre hace ilusión cantar uno(Principalmente porque con los ensayos pierdes clase).

miércoles, diciembre 13, 2006

¿Cómo mola ser mono?


Hoy solo quería hacer un breve comentario sobre ciertas películas. El viernes por la mañana mientras desayunaba puse un poco la tele y empecé a hacer zapping. Cadena que ponía cadena que quitaba, hasta que llegué a un canal en el que estaban echando una peli, así que lo dejé. Lo dejé hasta que me di cuenta de que la película trataba sobre un mono que jugaba al jockey. En ese momento no me planteé mucho cómo había aprendido, y cómo un mono, un animal, puede entender el concepto de portería y gol sin ningún aliciente como pueden ser las galletas, aparte de los vítores del público (fácilmente confundibles con berridos neandertálicos).
Así que seguí haciendo zapping, por mi propio bien, hasta que llegué a la última cadena que normalmente veo, en la que estaban echando otra película. “Supongo que esta será más decente”, pensé inocentemente. Pues no, esta trataba sobre un perro que jugaba al fútbol americano. Ahora sí me empecé a plantear lo que estaba viendo. ¿Cómo alguien puede haber escrito un guión tan sumamente estúpido? ¿Qué clase de productor se arriesgaría a producir una película así? ¿Se creen que somos estúpidos? La respuesta me vino casi instantáneamente a la cabeza. Sí, lo creen, porque sí, lo somos. Si hacen este tipo de películas es porque alguien las ve. Alguien gasta su preciado tiempo viendo “eso”.
Argumentos absurdos, gente guapa, malos actores, animales graciosos efectos especiales y finales felices. Es lo que vende, la gente paga para que la entretengan y no tener que pensar. Cinéfilos, haber nacido en otra época…

PD: Si alguien se siente ofendido porque ve ese tipo de películas mis disculpas, cada uno gasta su tiempo en lo que quiere, no soy yo quién para juzgar, pero reconoced que merece un comentario…

martes, diciembre 05, 2006

Todo el mundo tiene su límite


Camino por la calle. Llovió por la noche, hay charcos en el suelo. Me paro al lado de uno y lucho con todas mis fuerzas contra el impulso de saltar encima de él y mojar a todos los que me rodean. Tengo clase, no puedo mojarme e ir hecha una desgracia, así que resisto y sigo caminando.
Me meto en una calle muy estrecha por la que solo caben dos personas, y acelero el paso, voy a llegar tarde, pero me paro en seco porque dos señoras cotillean y caminan a paso de tortuga impidiendo la circulación. Me empiezo a poner nerviosa, me hago notar, pero ellas siguen a lo suyo, hasta que por fin, después de pedir educadamente paso, ellas con una mirada de asco, me dejan pasar.
Acelero el paso y me fijo en el interior de un bar, que hay un cuadro torcido. Me dan ganas de entrar y colocarlo bien, pero no puedo parame, así que sigo caminando.
Aparece un hombre delante de mí que lleva los cordones desatados e inconscientemente me pongo a intentar pisárselos. Cuando me doy cuenta de lo que intento, paro y sigo caminando. Parece que hoy la ciudad intenta echarle un pulso a mi aguante, pero hoy me he levantado fuerte.
Cuando por fin llego a clase, pienso que he ganado, que todo se ha acabado. Pero la puerta esta cerrada y hay que esperar. A mi lado se coloca un niño que come chicle. Empieza a hacer pompas, grandes y redonditas. Una tras otra, perfectas, que no se rompen, simplemente él las deshace. Parece que está motivado y todo el mundo le empieza a mirar, está haciendo una especialmente grande y perfecta. Ahora todos los ojos están centrados en su gigantesca pompa, hasta que en un rápido movimiento se la exploto en la cara y el chicle se le pega por todas partes. Ahora todo el mundo me mira a mí.
- Era inevitable, todo el mundo tiene su límite.

viernes, diciembre 01, 2006

¿Por qué, por qué, por qué?


¿Por qué cuando estamos muy agobiados queremos poder no hacer nada y cuando no hacemos nada lo queremos hacer todo?
¿Por qué queremos crecer para ser adultos y queremos ser jóvenes cuando crecemos?
¿Por qué queremos trabajar mientras estamos en el colegio y queremos ir al colegio cuando trabajamos?
¿Por qué añoramos las vacaciones y cuando nos las dan, añoramos a los amigos del trabajo y las clases?
¿Por qué no queremos irnos a dormir por las noches y no queremos dejar de dormir por las mañanas?
¿Por qué queremos novio y cuando tenemos uno deseamos la libertad del soltero?
¿Por qué el pobre quiere el dinero del rico y el rico quiere la sencillez del pobre?
¿Por qué el niño quiere fumar y el mayor quiere dejarlo?
¿Por qué queremos comer cuando nos falta y dejar de comer cuando nos sobra?
¿Por qué el que da regalos quiere recibirlos y el que los recibe quiere regalarlos?
¿Por qué el que va al colegio desea no ir y quien no va al colegio desearía poder ir?
¿Por qué nos conformamos con poco y no nos conformamos con mucho?
¿Por qué queremos saberlo todo y cuando lo sabemos preferiríamos no saberlo?
¿Por qué queremos lo de los demás y los demás quieren lo nuestro?
¿Por qué pensamos en lo que tendremos y añoramos lo que una vez tuvimos?
¿Por qué el niño quiere saber responder y el mayor no quiere hacerlo?

El mundo está lleno de preguntas que nunca tendrán respuesta.

sábado, noviembre 25, 2006

¿Queremos ser todos iguales?


Me he dado cuenta, que deprimentemente, nadie es original, ni libre. De una forma u otra nos han lavado la cabeza, y nadie actúa por sí mismos.
La gran mayoría actúa igual, siguiendo una absurda moda que marca no se quién ni por qué, sin miedo a no ser distinguidos unos de otros. Nos sentimos bien siendo igual que el de al lado, sin temor a que se nos discrimine por la diferencia. Cuando miramos a un animal y decimos, ¿cómo se distinguen, si son todos iguales?, no nos damos cuenta que podrís ser aplicable a nosotros mismos. Intentamos imitar el canon de belleza de la época, y por suerte, nuestra tecnología es limitada, si no, estoy segura de que en poco tiempo todo el mundo acabaría siendo perfecto estéticamente descuidando el interior, todos tendríamos la misma cara y el mismo pelo, la misma figura, seríamos tan “perfectos”, que el término perfección perdería el sentido. Seríamos autómatas que actúan de la misma forma, sin ningún fin en la vida, ni preguntas que hacerse, es más fácil no pensar.
Ni siquiera los que se llaman originales y diferentes realmente lo son. Llamamos original a lo que es contrario a la tendencia, pero al intentar no seguir la moda, sin querer estamos siguiendo otra. Lo único que nos distingue de las plantas son los impulsos, los sentimientos, y ahora ni siquiera los escuchamos, por el miedo al qué dirán.
Y encima tenemos la cara de volver la vista atrás y llamar bárbaros a nuestros antepasados, al menos ellos vivían.
Espero que alguien pueda volver la vista atrás algún día, criticar nuestra sociedad y dar gracias por el cambio que se dio en nuestra especie.

El aburrimiento


Todo el mundo ha sentido alguna vez el aburrimiento, aunque algunos se empeñen algunos en decir que es un estado que solo sienten los pobres de interior. Creo que los que dicen eso nunca han podido asistir a una clase de lengua.
El proceso que sufrimos ante una de estas clases es bastante curioso e inexplicable.
Al principio pensando en el macroexamen que tendrás en un par de semanas, intentas atender un poco. Ante esta situación descubres dos cosas. La primera es que aunque lo intentes de verdad no consigues entender lo que esta diciendo el profesor, parece como si las palabras que dice no se pueden retener en la mente. La segunda es que por fin, el hombre ha conseguido inventar una manera de ralentizar el tiempo. ¿Cómo es posible que el reloj se mueva tan despacio? Parece que las manecillas van hacia atrás, y te desesperas, preguntas al de al lado la hora, pero tiene la misma que tú. Te empiezas a fijar a tu alrededor, para ver si los demás también se han dado cuenta.
La clase estás en silencio. Hay gente que se tapa la cara para disimular sus ojos cerrados, otros están directamente apoyados en la mesa durmiendo. Unos pocos afortunados están entretenidos haciendo dibujos o hablando en susurros con el de delante. Pero lo que más abundan son las caras de resignación. Han tirado la toalla, se han dado cuenta de que no hay manera de soportar este tormento y se pasan la clase con las mandíbulas desencajadas en forma de grotescos bostezos. Caras de resignación en todas las mesas, incluida en la del profesor, que maldice la hora en la que le tocó darnos clase, y a pesar de que nadie le escucha, sigue hablando y hablando, para él o con la esperanza de que algo de lo que dice se pegue en nuestro subconsciente y lo podamos recuperar algún día. Añoramos las clases de infantil, en las que solo nos pedían que jugáramos con plastilina y lo único que explicaban era qué dibujito era el nuestro para distinguir los vasos. Deseamos que acabe la clase para tener una algo menos aburrida. Rezamos por un profesor ameno. Imaginamos que nos levantamos en medio de clase, a protestar contra el sistema, y que después entre aplausos de tus compañeros, te levantas y sales de la clase dando un portazo.
Pero esto solo es una etapa de nuestra vida, luego vendrá el trabajo. Supongo que cuando lo conozca ya lo criticaré…

domingo, noviembre 12, 2006

Mal de muchos, alegría del hombre


Todos nos reímos cuando en Friends, Chandler le dice a Rachel que ahora que es feliz, no tiene la necesidad de que los demás no lo sean. Pero, es totalmente verdad. Cuando nosotros estamos sufriendo, lo que lo alivia no es compartir el sufrimiento con tus amigos, o que alguien te ayude, lo que de verdad alivia es saber que otros también están sufriendo. Mientras tú estás fastidiado, no puedes soportar que otro lo esté pasando bien. Por ejemplo, si por cualquier cosa no puedes quedar un viernes y te vas a perder un botellón espectacular, de esos que solo se dan una vez en la vida, rezas por dentro para que llueva, y que nadie lo pase bien mientras tú estés amargado.
Si te han hecho una putada, el consuelo es que la putada que le han hecho al de al lado, era peor. Si no tenemos novio, lo que consuela es que el novio de la de al lado sea un cabrón.
Cuando sacas una mala nota en un examen, y te alegra que nadie haya aprobado, no es un consuelo de tontos por mal de muchos, como dicen, es que ya que tú has sacado mala nota, te alegras de que nadie lo haya hecho y esté satisfecho.
No nos intentemos engañar, no existe la felicidad por los demás, existe la felicidad por uno mismo, el egoísmo del ser humano puede llegar hasta límites insospechados, y nunca se puede dejar atrás.

PD: No sé si soy muy pesimista o demasiado realista.

sábado, octubre 21, 2006

La vida...

... es injusta, ¿no crees?

El día de J.C.


J.C. se levanta tarde y malhumorado, como siempre. Ha quedado con su grupo y llega tarde pero le da igual. Se mira al espejo y se pregunta si le queda bien el pelo rapado, le gustaba más antes. No pierde más tiempo, se pone la cazadora y sale de casa dando un portazo. Se reúne con sus amigos de toda la vida y cogen el metro para ir a un parque al otro lado de la ciudad, donde van todos los días.
Los cuatro van hablando cuando entra en su vagón un chico sonriente que va solo.
-Mirad, el de rojo.
-Ya
No le dejan de mirar, y el chico al sentirse observado agacha la cabeza. Era lo que necesitaban. Solo miedo.
Al volver a casa, piensa en el chico, y en por qué se siente tan bien al pegarle. La verdad es que nunca se lo ha preguntado, simplemente lo hace, como sus amigos.
A partir de entonces todos los días coinciden con el chico, ya sea queriendo o por casualidad y le hacen pasar un mal rato. Al principio era divertido, y siempre es agradable dar collejas sin temor a que te las devuelvan.
Un día por la noche se pregunta por qué se divierte así, por qué le gusta tanto hacer daño, y por qué siempre van a por el mismo chico indefenso.
Cada día le gusta menos encontrarse con el chico, y en el fondo desea que no haya cogido el tren. Cada día se lleva un golpe, y cada día va peor vestido, parece que no descansa, y a simple vista tiene aspecto de loco.
Quiere dejarlo, no le gusta su vida, la empieza a odiar. Intenta decírselo a sus amigos pero no puede, les tiene miedo.
-Ey J.C., te has dejado crecer mucho el pelo, ya es hora de raparlo, ¿no?
-No, ya no me gusta. Me gusta más así.
Silencio incomodo.
-¿Te pasa algo?
-No… ¿por qué no le dejamos ya en paz? ¿No veis el aspecto que tiene?
-¿Y? Mejor, que tenga miedo.
Al mirar al chico, este sonríe de una forma extraña e inquietante.
-Me largo.
J.C. sale del vagón con paso rápido y se dirige a la salida antes de que puedan seguirle los que llamaba amigos hasta hace unos minutos, y a los que teme ahora. Después de andar un rato se da cuenta de que alguien le sigue, se gira y reconoce al chico del metro. Se gira para hablarle, pedirle disculpas, pero no le salen las palabras, le está apuntando con una pistola.
-Ya no pareces tan chulito.

El día de Ethan


Ethan se levanta con ganas de cambiar el mundo. Consciente de todos los problemas que asolan el mundo, no se deprime, todo lo contrario, gana fuerzas para aportar su granito de arena. Aunque no se note a escala mundial, sabe que ha cambiado un poco su alrededor después de una dura jornada, y vuelve feliz en el metro a casa.
Vuelve feliz hasta que cuatro descerebrados con problemas de personalidad y autoestima, rapados y llevando unas botas capaces de destrozarte le ven y deciden que hoy le molestan a él, va solo y es una presa fácil. El no puede decir nada, porque si se enfrenta solo le abren la cabeza, así que aguanta mirando al suelo deseando que se bajen en una estación que no sea la suya. Llega a casa confundido, ¿por qué intenta hacer algo constructivo si siempre hay alguien dispuesto a destrozarlo? Es más fácil destruir que construir, y parece que queda mejor, sino, no es lógico.
Después de varios días se convierte en la diversión de los cuatro del metro, empieza a cuestionarse si lo que hace sirve para algo, y se plantea hacer algo distinto. Es más fácil destruir un castillo de arena que construirlo, y además relaja, quizá debería probarlo.
Empieza a sufrir golpes, al principio collejas pero poco a poco van siendo más fuertes. Cada día viene peor, pero parece que a nadie lo importa, nadie hace nada excepto mirar.
Tras ver varios catálogos, se compra un arma, solo por si acaso, para protegerse. Vive solo así que no puede hacer daño a nadie.
Duerme mal, no descansa está pensando siempre en lo mismo, tiene aspecto de enfermo. Se plantea su existencia sin llegar a ninguna conclusión. Sus vecinos cuando le ven se empiezan a preocupar por su estado mental y físico, ya no es el chico alegre y agradable que era antes, descuida su aspecto, no se lava bien, actúa de forma extraña, parece desconfiar de todo el mundo.
Finalmente se decide, no puede seguir así, coge la pistola, se la guarda cuidadosamente y sale de casa. En el metro los ve y sonríe para sí mismo, una sonrisa enfermiza, cualquiera diría que está loco. Espera pacientemente a que alguno de ellos salga del vagón para seguirle, cuando por fin, uno se despide de los demás y se marcha con paso rápido. Ethan le sigue casi corriendo por la calle para igualar su paso, y gira detrás de él una esquina. Por fin llegan a una calle poco transitada. <> De repente, el otro se gira y ve a Ethan, parece reconocerlo, así que se para y hace ademán de ir a hablar con él. Mientras Ethan lleva su mano lentamente hacia su bolsillo mientras saborea lo que llama su momento de gloria. Saca la pistola y apunta guiñando un ojo y sacando la lengua.
Suelta una risa demente.
-Ya no pareces tan chulito.

jueves, octubre 12, 2006

Todo es tan bonito...


Me despierto respirando un agradable olor, y me levanto de muy buen humor. Me miro al espejo y veo una chica joven y agradable que sonríe sin cesar, mientras una sueva brisa agita su perfecta cabellera. Me pongo mi ropa a la última moda que es a la vez elegante y cómoda y mientras bajo las escaleras dos chicos muy atractivos se me quedan mirando y me saludan, hoy parece ser un buen día. Empiezo a oír música mientras camino por la calle a pesar de no llevar ningún aparato encima, y veo cómo la gente inconscientemente se mueve al son de la música. Brilla el sol, la gente es maravillosa y todo te da ganas de vivir.
-Pero, ¿qué pasa? Bah, estaré en un anuncio de compresas.

viernes, octubre 06, 2006

Enciende la televisión


Cada vez que enciendo la televisión, me llevo una sorpresa, y nada más lejos de ser grata. Lo primero que ves de todo, por supuesto, son los anuncios, ya que los veinte minutos de anuncios entre programa y programa no te los quita nadie. A veces tienes la suerte de ver uno o dos buenos, que te arrancan una sonrisa o al menos un pensamiento, pero los demás se limitan a estupideces varias como banqueros metidos en el armario de una cocina, niños estupidos repitiendo frases de memoria, y los que más odio, los de detergentes.
-Hola, soy Neutrex Futura, y vengo del futuro a traerte este super-detergente que quita las manchas sin frotar.
¿Qué clase de persona se llama como un detergente? ¿No habíamos dejado de frotar hace veinte años? Preguntas sin respuesta.
Después de largos minutos tragándote basura sin sentido, tarareando sin querer un estribillo de no se que espaguetis, y habiendo olvidado lo que querías ver, empieza el programa.
Y esto es lo que más me preocupa, la programación. ¿Cómo puede una serie ser tan sumamente mala? ¿Cómo puede alguien ver semejante bazofia? Y ahí está lo triste, que si lo echan es porque alguien lo ve. Personas de treinta años haciendo de adolescentes de quince en una serie en la que no te puedes meter en la historia de lo mal que actúan los actores, si es que se pueden llamar así. Señoras y señores mayores contando la trágica historia de su vida o reencontrándose con su hermano perdido mientras la presentadora se ríe de ellos. Gente haciendo el ridículo en televisión para ganar algo de dinero, y gente que vive en una casa durante meses, delante de decenas de cámaras con gente que no conoce de nada. ¿Por qué se ven estas cosas? ¿Acaso vemos todo eso para sentirnos superiores a través de la humillación de los demás?
Alguien muy sabio dijo una vez “la televisión es el primer sistema verdaderamente democrático, el primero accesible para todo el mundo y completamente gobernado por lo que quiere la gente. Lo terrible es precisamente lo que quiere la gente” Y recuerda que todo va a peor.

jueves, octubre 05, 2006

Sí, hay algo peor


Dicen que no hay nada peor que caerle bien a alguien que te cae fatal. Pues yo lo desmiento, hay algo que es mucho peor. Caerle bien a una persona a la que odias, pero a la que todos tus amigos adoran.
Esto supone, primero, que te de el coñazo con su irritante forma de ser sin poder hacer nada. Al principio intentas ser amable, pensando que puede tener (aunque muy escondidas) cualidades que aprecies, y que si le cae tan bien a tus amigos es por algo. Cuando esto no funciona, se te empiezan a escapar ciertas borderías, pero el tío, que es un poco corto, o se lo hace, no se entera. Esta primera fase es soportable, en clase por lo menos, ya que siempre hay excusas baratas para quitárselo de la vista.
El verdadero problema viene porque al caerle tan bien a todos tus amigos, está contigo casi todo el día, pegado al culo con sus odiosas bromitas. Se ha acoplado al grupo sin tu poder hacer nada, y los demás sin ojos para verlo. Además, no puedes desahogarte criticándole con otro porque a nadie más le cae mal. ¡Por dios! ¿Nadie ve lo estupido que es? ¿Qué os pasa?
Empiezas a pensar en cambiarte de grupo o darles una bofetada a todos. Y mientras, te preguntas que narices pasa contigo, a ver si nos son ellos y eres tú.
La única respuesta posible a esto, es que se parece tanto a ti, que por la misma razón que tu les caes bien, el les cae bien, y a ti no (a mi no me caen bien las personas que son como yo).

P.D. Otra posibilidad es que sea perfecto y a tu un envidioso…

sábado, septiembre 30, 2006

Eso es todo amigos


Me siento en el sofá y me quedo pensando. Esta noche ha sido maravillosa, me lo he pasado genial, me he reído muchísimo, he estado con mis amigos. No me lo he podido pasar mejor. Entonces, ¿qué me pasa? ¿Por qué estoy aquí sentada esperando, sin ganas de hacer nada? Ahora siento nostalgia por lo que ha pasado. Ya no va a volver, y es imposible superarlo, ¿he vivido ya lo suficiente? ¿No me queda nada más por ver? Me siento desconcertada, ¿y si ya no hay más que esto? ¿Y si la felicidad ha sido lo de esta noche, y no puedo pedirle más a la vida? Supongo que por eso estoy esperando en el sofá, a las respuestas, o al menos otra noche igual.

viernes, septiembre 29, 2006

El día del apareamiento


Anteriormente conocido como botellón, y celebrado durante muchos viernes a lo largo del año, este día ha ido degenerando hasta convertirse en un intento obsesivo de buscar un lío, mezclado con lloriqueos y vómitos.
En un principio, el botellón se creó para que los amigos se reunieran el fin de semana para ahogar las injusticias de la vida en alcohol, para olvidarse de la horrible semana que habían pasado, o simplemente para pasar un buen rato. Pero en los últimos años la gente busca en el alcohol una excusa para buscar desesperadamente un ligue sin miedo al ridículo, y para poder llorar una tarde entera por sus desamores, mientras alguien le sujeta y le consuela.
El día del apareamiento empieza como otro cualquiera, sin embargo a medida que avanza la tarde, uno va viendo como una persona puede convertirse en un ser asqueroso que manosea a los demás y se deja manosear, y lo más asombroso, cómo una persona puede estar enamorada de otras dos personas a la vez, y que al final de la tarde sean otras dos completamente diferentes. También se puede ver cómo una persona frustrada deja de ser persona, y se va por los rincones vomitando, llorando y haciendo que alguien cuide de ella.
Pero, quizá lo más importante de todo, es que el único tema permitido es el de las relaciones, los gustos y líos ocurridos o por ocurrir.
El total de todo esto es una depresión a nivel general, porque el desamor de uno lo sienten todos, excepto unos pocos, que han conseguido su objetivo y están satisfechos como los depredadores que han alcanzado a su presa y se han dado un festín, y otros, que se hartan y aburren de tanta tontería.

sábado, septiembre 23, 2006

Y volvió


Bueno, después de largo tiempo, he vuelto a la realidad. He intentado posponerlo lo máximo posible, pero a quien quiero engañar, han terminado las vacaciones.
Después de haberme olvidado de todo y de todos, y de haber estado encerrada en casa unos días, hasta darme cuenta de que estaba en Madrid, volví a salir a la calle. Y es que todos los años me pasa lo mismo, me cuesta volver a la realidad y hacer desaparecer ese mundo idílico paralelo que me había construido. No quiero salir de casa ni ver a nadie, porque eso significaría que se ha terminado, que hasta dentro de nueve meses no podré volver a dormir hasta las doce, ni acostarme cuando quiera, ni comer cuando tenga hambre (cosa, que si lo pensamos, sería lo lógico), porque ahora tengo horarios, muchas cosas que hacer y muy poco tiempo.
Por eso no quería volver a escribir. Tenía que esperar a que todo volviera a ser como antes. Volver a escribir significa que tengo cosas en la cabeza, que es lo opuesto a unas dignas vacaciones.
Así que he vuelto, he vuelto a Madrid, he vuelto a salir, me he vuelto a preocupar, he vuelto a tener ideas en la cabeza, he vuelto a escribir.
Ahora solo queda acostumbrarse, así que dejarme un poco de tiempo para que escriba algo coherente.

jueves, julio 13, 2006

El tipo que será recordado



Sus pasos resonaban por todo el edificio, o al menos eso le parecía a él, todo estaba en silencio Avanzaba decididamente hacia el despacho de su jefe, mientras pensaba en lo que le diría. Pensaba en mentir, seguramente así sería más fácil. El pasillo parecía alargarse a medida que caminaba, parecía que le estaba dando tiempo para pensar. Notaba un millón de miradas clavadas en su nuca, todas ellas de sus compañeros, expectantes por lo que pasaría a continuación, pero al levantar la vista, todos ellos estaban tecleando en su ordenador hablando entre sí o ensimismados en su tarea, y el sonido de oficina volvía a envolverlo todo.
Sabía perfectamente lo que había pasado, lo había visto muy claro. Había sido el hijo del jefe de su sección, un maldito enchufado que se creía que podía hacer de todo. Pero esta vez se había pasado, y necesitaba a un culpable para librarse, y un testigo que lo confirmara. Así que su padre había decidido intentar comprar al único testigo que había, asegurándole un futuro prometedor. Solo tenía que decir que el que había visto había sido cualquier otro. Pero si se atrevía a decir la verdad, cualquier excusa sería valida para echarle y hacerle la vida imposible.
Cualquiera lo haría, seguro que si lo hubiera visto otro, mentiría sin pensárselo. Cualquiera, excepto él, era diferente. Era el típico tío que siempre matan el primero en las películas por querer salvar la vida al resto, el que moría, pero era recordado con cariño.
El pasillo terminó, respiró hondo y levantó la mano cerrada para golpear la puerta, pero antes de que lo hiciera, una voz desde dentro sonó y le hizo pasar.
- Bien, ya hemos tenido una conversación antes, y ya sabes lo qué puede ocurrir. Puedes decir la "verdad", y tener un futuro asegurado, o puedes elegir que el resto de tu vida se te cierren todas las puerta en las narices. Tú eliges, pero elige bien, lo que le dirás al director de esta empresa.
- Sí, lo he estado pensando. Sé bien lo que vi, y no tengo ninguna duda de que la persona que vi, era su hijo, señor. –esbozó una sonrisa- y eso es lo que diré.
Una expresión de ira cruzó su semblante, al verse contrariado por alguien a quien doblaba en edad.
- Supongo que no te puedo hacer cambiar de opinión, así que puedes marcharte.
Salió del despacho, y volvió al pasillo, que se hacía más corto, puede que caminara más rápido debido al peso que se había quitado de encima. Esta vez iba con una sonrisilla, mientras las miradas se le clavaban en el cuello. Giró la cabeza para ver al jefe apoyado contra la puerta de su despacho en busca de algún inconsciente que no estuviera trabajando. Y, cuando levantaba la vista, las miradas seguían clavadas en las pantallas de ordenador, pero esta vez, podía ver perfectamente un inicio de sonrisa de complicidad en cada una de las caras de sus compañeros. Sí, le recordarían con cariño, como en las películas. Sería el tipo que hizo que despidieran al hijo del jefe.

Mis amigos los peluqueros



Me he dado cuenta de que siento muy poca simpatía hacia los peluqueros, pero aun no se exactamente por qué.
Quizá sea porque en cuanto llegas a una peluquería te lavan el pelo. No me importa que me laven el pelo, todo lo contrario, me gusta, el problema es cómo lo hacen. Te sientan en una silla y te incrustan el cuello contra una especie de recipiente con forma de bidé, que no es blando, ni se ajusta a tu cuerpo, precisamente, y con el que tienes muchas papeletas para acabar con una contractura ( a lo mejor tienen un acuerdo con los fisioterapeutas).
O puede que sea porque cuando era pequeña me hacían muchas cosquillas cuando me cortaban el pelo por a la altura del cuello y pasaba un rato espantoso.
O también, la razón puede ser que lo único que te dicen durante el tiempo que te cortan el pelo, es lo mal que lo tienes, que está espantosamente cuidado y que tu única solución es un maravilloso champú, que casualmente, venden en la peluquería.
Otra de las razones podría ser que, digas lo que digas, hacen el corte de pelo que les da la gana. O, porque cuando te desgracian el pelo, tienes que esperar mucho tiempo hasta que vuelva a crecer.
Pero, quién sabe, puede que sea uno de esos odios irracionales, que adquirimos sin saber por qué.
PD: Espero no haber ofendido a nadie que sea o quiera ser peluquero, quizá si fuera a tu peluquería no me pasaría eso. Sé la excepción que confirma la regla.

viernes, julio 07, 2006

¡Cuidado, película!




Directores de cine. Películas. Actores. Guionistas. No os fiéis de ellos, nunca. Conocen la fama, se les sube a la cabeza, y a partir de ahí no son capaces de rodar dos escenas seguidas sin meter la pata. Los directores en su estreno pueden hacer una obra maestra, pero ahora se les exigirá más y más, y con esa tensión y esa expectación hacen una bazofia que no convence ni a los más conformistas. Gusta una película por su temática, su estilo personal. Entonces, el director tiene dos opciones, seguir con esa temática que tanto ha gustado, o cambiar, muy sencillo. Pero existen muchas complicaciones. Si el director opta por la primera posibilidad, será un a película esperada, cuyo tema no causara conmoción, y si el director sigue por ahí, se puede encasillar, e ir de mal en peor. Si tira por la segunda opción, demuestra que puede ser un buen director porque sabe hacer cualquier película, lo que no significa que te guste, ya que te puede no gustar el tipo de argumento, o le puede salir el tiro por la culata, y crear otra de las ya mencionadas bazofias. También pueden ser unos inútiles toda su vida y en su última película, que se espera que sea la peor de todas, hacer una obra maestra. Está claro por qué no hay que fiarse de los directores, ¿no?
Actores. Todo el mundo sabe que tienen bajones, algunos muy pero que muy largos (tanto, que duran toda la carrera). También tienen subidas y bajadas de fama con los consiguientes delirios de grandeza, o faltas de trabajo. Puede incluso que uno con una más o menos brillante carrera, decida que ya está bien de calidad y va a por el dinero, o a embutirse en un traje de cuero para dar patadas y contonearse delante del espectador, que siempre vende y parece divertido.
Así que nunca os fiéis de ninguno de ellos, empezando por el punto de que su trabajo consiste en hacer que algo (la mayoría de las veces) completamente irreal y falso parezca de verdad. Id a ver una película si os la han recomendado, habéis leído una buena crítica o simplemente os apetece.

PD: Siempre hay excepciones, hay grandes (pero muy escasos) directores y actores que nunca fallan. Y también gente como Jean-Claude Van Damme, que nunca falla, siempre hace una película penosa, por mucho que intente lo contrario.