sábado, septiembre 30, 2006

Eso es todo amigos


Me siento en el sofá y me quedo pensando. Esta noche ha sido maravillosa, me lo he pasado genial, me he reído muchísimo, he estado con mis amigos. No me lo he podido pasar mejor. Entonces, ¿qué me pasa? ¿Por qué estoy aquí sentada esperando, sin ganas de hacer nada? Ahora siento nostalgia por lo que ha pasado. Ya no va a volver, y es imposible superarlo, ¿he vivido ya lo suficiente? ¿No me queda nada más por ver? Me siento desconcertada, ¿y si ya no hay más que esto? ¿Y si la felicidad ha sido lo de esta noche, y no puedo pedirle más a la vida? Supongo que por eso estoy esperando en el sofá, a las respuestas, o al menos otra noche igual.

viernes, septiembre 29, 2006

El día del apareamiento


Anteriormente conocido como botellón, y celebrado durante muchos viernes a lo largo del año, este día ha ido degenerando hasta convertirse en un intento obsesivo de buscar un lío, mezclado con lloriqueos y vómitos.
En un principio, el botellón se creó para que los amigos se reunieran el fin de semana para ahogar las injusticias de la vida en alcohol, para olvidarse de la horrible semana que habían pasado, o simplemente para pasar un buen rato. Pero en los últimos años la gente busca en el alcohol una excusa para buscar desesperadamente un ligue sin miedo al ridículo, y para poder llorar una tarde entera por sus desamores, mientras alguien le sujeta y le consuela.
El día del apareamiento empieza como otro cualquiera, sin embargo a medida que avanza la tarde, uno va viendo como una persona puede convertirse en un ser asqueroso que manosea a los demás y se deja manosear, y lo más asombroso, cómo una persona puede estar enamorada de otras dos personas a la vez, y que al final de la tarde sean otras dos completamente diferentes. También se puede ver cómo una persona frustrada deja de ser persona, y se va por los rincones vomitando, llorando y haciendo que alguien cuide de ella.
Pero, quizá lo más importante de todo, es que el único tema permitido es el de las relaciones, los gustos y líos ocurridos o por ocurrir.
El total de todo esto es una depresión a nivel general, porque el desamor de uno lo sienten todos, excepto unos pocos, que han conseguido su objetivo y están satisfechos como los depredadores que han alcanzado a su presa y se han dado un festín, y otros, que se hartan y aburren de tanta tontería.

sábado, septiembre 23, 2006

Y volvió


Bueno, después de largo tiempo, he vuelto a la realidad. He intentado posponerlo lo máximo posible, pero a quien quiero engañar, han terminado las vacaciones.
Después de haberme olvidado de todo y de todos, y de haber estado encerrada en casa unos días, hasta darme cuenta de que estaba en Madrid, volví a salir a la calle. Y es que todos los años me pasa lo mismo, me cuesta volver a la realidad y hacer desaparecer ese mundo idílico paralelo que me había construido. No quiero salir de casa ni ver a nadie, porque eso significaría que se ha terminado, que hasta dentro de nueve meses no podré volver a dormir hasta las doce, ni acostarme cuando quiera, ni comer cuando tenga hambre (cosa, que si lo pensamos, sería lo lógico), porque ahora tengo horarios, muchas cosas que hacer y muy poco tiempo.
Por eso no quería volver a escribir. Tenía que esperar a que todo volviera a ser como antes. Volver a escribir significa que tengo cosas en la cabeza, que es lo opuesto a unas dignas vacaciones.
Así que he vuelto, he vuelto a Madrid, he vuelto a salir, me he vuelto a preocupar, he vuelto a tener ideas en la cabeza, he vuelto a escribir.
Ahora solo queda acostumbrarse, así que dejarme un poco de tiempo para que escriba algo coherente.